In Cartas Obispo Emérito

                           

Queridos hermanos y amigos:

No podemos dudar que cada uno de nosotros hemos recibido una serie de talentos especiales por la gracia de Dios. El que crea que no tiene ningún talento está equivocado.

El primer talento que todos nosotros hemos recibido es haber sido llamados por Dios para formar el cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Frecuentemente, nos preocupamos de muchas cosas y nos olvidamos de desarrollar el talento o los talentos que Dios ha depositado en nuestras vidas; es decir, los enterramos y escondemos. Por ello, este domingo, debemos descubrir el talento o los talentos que Dios nos ha dado para la construcción de su Iglesia y, sin dudarlo, con diligencia, comenzar a usarlos para la gloria de Dios.

Muchos son los pretextos y excusas que ponemos para no desarrollarlos y decimos: Me da vergüenza, no puedo, Dios no me ha dado ningún talento, es muy poco lo que puedo hacer, otros lo hacen mejor que yo, no tengo tiempo, el trabajo no me lo permite y un largo etc de excusas. Pero, es importante, no esconder el talento, porque sería menospreciar lo que Dios nos ha regalado para ponerlo al servicio de los demás. Dios ha depositado muchos talentos en su pueblo y en cada uno de nosotros.

No demos tener miedo ni poner excusas, cuando Dios nos llama a servir con nuestros talentos, sean pequeños o grandes, Él mismo nos da la capacidad para hacerlo y, cuando somos débiles, Él nos sostiene y respalda. Es lo que S. Pablo nos dice en la carta a los Filipenses (4:13): “Todo lo puedo en Cristo que me Fortalece”.

A su vez, cuando somos conscientes de que Dios nos ha dado talentos y los ponemos al servicio de los demás, tenemos que hacerlo con humildad. No podemos creernos más que los demás, o tener un gran concepto de nosotros mismos, mucho menos, caer en juzgar a los demás. Porque si sabemos trabajarlos en favor de su Iglesia es porque Dios nos ha dado la capacidad como don gratuito. Más aún, me atrevería a decir que aquellos que han recibido talentos de Dios y los trabajan, una de sus primeras ocupaciones debe ser animar a todos para poner en funcionamiento los propios talentos, por pequeños que estos sean. Y más en estos momentos de la pandemia en la que todos nos necesitamos.

Todos, con nuestros diferentes talentos que de Dios hemos recibido, debemos pedirle la sabiduría para que nos ilumine siempre y, sintiéndonos elegidos por Él, confiemos en su misericordia para superar nuestra debilidades y pecados.

Con todo afectos os saludo y bendigo.

                            + Eusebio Hernández Sola, OAR

                                      Obispo de Tarazona

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