En Seminario Diocesano

Alberto Seminario es seminarista de la Diócesis Tarazona y colabora los fines de semana en la parroquia de la Inmaculada de esta ciudad y en la de Novallas, junto al sacerdote Javier Bernal. Con motivo del Día del Seminario, que tiene por lema ‘Pastores Misioneros’, le entrevistamos en www.iglesiaenaragon.com.

¿Qué rasgos de secularización de la sociedad descubres en tu labor pastoral? En primer lugar y a pesar de vivir en un contexto social de indiferencia frente a lo religioso y a la Iglesia Católica, debo reconocer que existe un sector no tan minoritario que vive su fe, participando activamente dentro de su comunidad parroquial siendo la gente adulta la que muestra más presencia.  Dentro de la labor pastoral percibo pérdida de valores, de respeto, de fraternidad, de servicialidad, de perdón, de compromiso y de compartir; de ver que cuando alguien ayuda a otra persona, la reacción es de asombro cuando no debería ser así.

¿Cómo afecta el reto del primer anuncio a tu estudio? ¿Y a tu vida espiritual? El primer anuncio es un tesoro que no está reservado para algunos, sino para todos, y nuestra misión es compartirlo desde la experiencia personal con Jesús y con nuestro testimonio; siendo imprescindible para la liberación de las personas de todas las ataduras que lo esclavizan y de humanización en un mundo frío e individualista. Es desde allí que este primer anuncio se convierte no solo en una teoría que recibo en clases sino, en un aprender desde la fe que ahonde en la experiencia personal con el resucitado; un Cristo Liberador que ama a toda la creación. ¡¡Qué gran llave es el Bautismo!! Dios nos llama, nos acoge en sus brazos de un Padre y un corazón de Madre. No todo es experiencia, sino relación pues como dice la DV2 “Dios quiso revelarse a sí mismo y dar a conocer su voluntad. Él en esta revelación, habla a los hombres como amigos, movidos por su gran amor”. Qué pobre sería mi vida si solo quedará en conceptos teológicos, sin tratarlo como el motor de mi vida en un diálogo constante de sinceridad, compromiso y entrega a Él y al Reino de Dios.

¿Cuáles son a tu juicio los rasgos del “seminarista misionero”? Está claro que la vocación es una respuesta a la llamada de Dios a servir a los demás, por ello un seminarista misionero en su vida, tiene a la oración y la eucaristía como pilar de su vocación y la fe; y todo eso se traduce en la apertura a los demás en el lugar a donde se nos envíe y tener un compromiso en la construcción de un mundo mejor, enfocado en la cimentación de una sensibilidad que permita calar en la sociedad valores y actitudes más fraternas, tejer redes de solidaridad que se concretan en el testimonio, gratuidad, acompañamiento y la opción por los últimos de nuestra sociedad.

¿Qué necesitas de tus comunidades parroquiales para seguir con entusiasmo ante estos retos? En un tiempo en el que el miedo se ha adentrado en nuestra vida acrecentado por la pandemia y sus problemáticas (el paro, la enfermedad, la subida de los precios, el no llegar al fin del mes). Pido que continuemos tendiendo puentes de amistad que nos permitan poder realizar lecturas creyentes de nuestras vidas. Se necesita que cada vez vuelvan tantos hermanos a la comunidad, e ir a por ellos en donde celebremos a Dios que está con nosotros y vela por nosotros, no como un mero ritualismo o costumbre; sino, la celebración de una comunidad que camina en su vida, que celebra la presencia de un Dios que no abandona.

Teclea lo que quieres buscar y pulsa Enter