Cada cuatro años, la Conferencia Episcopal Española prepara un plan de pastoral para la Iglesia en España, hace unos días se ha hecho público el documento “Fieles al envío misionero” aprobado por la Asamblea Plenaria con las orientaciones y las líneas de acción para la CEE en los cuatro próximos cursos pastorales (2021-2025).
La Conferencia Episcopal Española ofrece en este documento unas orientaciones y líneas de trabajo, para aproximarse a la realidad social y eclesial y sugerir unas orientaciones pastorales.
En los últimos años se ha dado un gran cambio social que ha generado una sociedad desordenada e insegura en la que crece la desconfianza y el enfrentamiento. Frente a esta realidad los cristianos debemos dar una respuesta: Es necesario seguir afirmando que la vivencia religiosa, la fe en Dios, aporta claridad y firmeza a las valoraciones éticas.
El plan pastoral de la CEE nos plantea unas prioridades que debemos asumir en nuestras acciones pastorales para que nuestro testimonio evangelice. Os presento y resumo estas prioridades:
En primer lugar la evangelización fundamentada en el testimonio personal de cada uno de nosotros, testimonio que se hace más efectivo cuando los cristianos vivimos una intensa vida comunitaria, alrededor de nuestras parroquias, movimientos y comunidades. Testimonio que reclama, sobre todo, la santidad que nos capacita para que nuestra vida sea anuncio del Evangelio.
En segundo lugar dar importancia a lo que llamamos el primer anuncio, es decir, anunciar con sencillez lo que creemos y lo que vivimos, ya que debemos tener en cuenta que nuestra sociedad hay muchas personas que no conocen a Cristo y a su Iglesia o, bien, viven alejados completamente.
Dentro de nuestras parroquias y comunidades debemos seguir impulsando y renovando la Iniciación cristiana: comunión y confirmación, catecumenado de adultos, niños no bautizados.
Por otra parte, cada uno de nosotros está llamado a fortalecer su propia vocación cristiana y, por lo tanto, lo que es su identidad, espiritualidad y misión, ya sea como sacerdotes, laicos (matrimonios) y vida consagrada.
Somos, pues, todos llamados nuevamente a vivir una salida misionera. Presencia en la vida pública, personal, comunitaria e institucional al servicio del bien común. Iglesia que dialoga y se abre a alejados, e impulsa la evangelización «cuerpo a cuerpo».
En nuestra pequeñez como diócesis debemos comprometernos a realizar un acompañamiento a cuantos se interesen por Cristo y su Iglesia, acompañamiento que haremos con la acogida de personas que, en camino de búsqueda, desean vincularse más fuertemente a la Iglesia.
Por último, y no menos importante debemos volver a nuestra formación cristiana, de esta forma, nuestra fe se fortalecerá y hará más convincente nuestro testimonio.
Que estas breves pinceladas nos ayuden a vivir nuestra dimensión evangelizadora y misionera.
+Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona