En enero de 1993 la Diócesis de Tarazona aterrizaba en una ciudad ubicada en el centro de Bolivia, Cochabamba, atendiendo a la llamada de auxilio que se lanzaba desde el país andino. Quedaba pues allí plantado, en pleno corazón de Bolivia, un trocito de Tarazona, de nuestra Diócesis.
El próximo 17 de enero, día exacto de nuestra llegada, celebraremos los veinticinco años de esta misión gracias a la cual se ha conseguido paliar muchas de las graves deficiencias de infraestructuras que sufrían. Asimismo, hemos realizado otros muchos proyectos que han servido para mejorar la calidad de vida de todas las personas que allí habitan.
En estos 25 años se ha logrado que la zona pobre, marginada y abandonada que se nos designó, sin agua, ni electricidad, sin pavimentación, ni aceras, sea un área que, además de contar ahora con todos estos servicios, disponga de parroquia, 4 capillas, dos guarderías, dos colegios, un centro de formación profesional y una casa de acogida para mujeres maltratadas. A día de hoy se sigue dando de desayunar, comer y merendar a varios cientos de niños hambrientos y necesitados. La labor social y pastoral en Cochabamba es muy importante. Todo esto no se habría conseguido sin el gran trabajo que han realizado y realizan los sacerdotes allí desplazados y tampoco sin las aportaciones desinteresadas de muchas personas e instituciones.
¡Qué emoción y alegría da visitar, conocer ese sector hoy reconstruido y adecentado gracias a vosotros! En mi primera visita, en la parroquia de Santa Mónica, me comprometí a seguir ayudándoles. Todavía hay mucho por hacer en Cochabamba y no nos queremos marchar porque aún quedan muchas familias que pasan hambre y que nos necesitan. Por eso, os pido que sigáis con nosotros, que nos acompañéis en esta senda, que nos apoyéis con vuestras aportaciones y con vuestras oraciones para conseguir entre todos que se sigan prestando esos servicios que son indispensables.
En estas páginas encontraréis algo de esa hermosa historia que hemos ido construyendo entre todos y que espero, con la ayuda de Dios y con la vuestra, seguir construyendo. Gracias.
+Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona