
OBJETIVO ESPECÍFICO 1 |
Conocer la liturgia y sus diferentes celebraciones. Tal y como se cita en la SACROSANCTUM CONCILIUM “La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza (n. 10)”. Con este objetivo, que está apoyado en la fortaleza de contar con grupos de liturgia y sacerdotes que conocen y preparan sus celebraciones, queremos paliar la amenaza que constata que la familia ya no educa en la fe, ni conoce y explica las distintas celebraciones. Además, nos sirve para ayudarnos a no caer en la rutina y no hacer de nuestras celebraciones una mera formalidad o rutina. |
OBJETIVO ESPECÍFICO 2 |
Servirnos de la religiosidad popular (romerías, cofradías, peregrinaciones, fiestas patronales, actividades pastorales de los centros educativos…) para acercar a las personas a la liturgia y a la Iglesia. En palabras del Papa Pablo VI, “«Dios ,en el primer puesto; la oración, nuestra primera obligación; la liturgia, la primera fuente de la vida divina que se nos comunica, la primera escuela de nuestra vida espiritual, el primer don que podemos hacer al pueblo cristiano, que con nosotros cree y ora, y la primera invitación al mundo para que desate en oración dichosa y veraz su lengua muda y sienta el inefable poder regenerador de cantar con nosotros las alabanzas divinas y las esperanzas humanas, por Cristo Señor en el Espíritu Santo» . Somos conscientes que una de nuestras mayores fortalezas es la participación y la identificación de muchos de nuestros fieles con las diferentes manifestaciones de la religiosidad popular (cofradías, romerías, fiestas patronales…), este objetivo nos impulsa, por un lado, a vivir estas celebraciones o grupos como lugares de encuentro que nos acercan a Jesús; y por otro, a seguir trabajando para que no pierdan su identidad si no que nos ayuden a poner la mirada en Cristo Resucitado. |
OBJETIVO ESPECÍFICO 3 |
Ayudarnos del patrimonio eclesiástico-cultural para que las celebraciones nos lleven al encuentro con Jesús y las personas. “La belleza salvará al mundo” decía Dostoievski. Toda la belleza que expresa el patrimonio es una llamada a elevar el alma hacia Dios. Es una catequesis que envuelve y restituye al hombre la belleza original perdida por el pecado. Nos ayuda al conocimiento de Dios. Es pues necesario mantener y acrecentar este patrimonio huyendo de la excentricidad y la abstracción que no conduzca al espíritu al encuentro con Dios. La Iglesia es deudora de los fieles que durante siglos han plasmado su fe en este legado. Por esto, los espacios, la liturgia y todo aquello que participa del patrimonio debe ser cuidado con esmero y arte. Este objetivo surge como resultado de percibir nuestro patrimonio como una fortaleza y una oportunidad para acercar a todos al anuncio del evangelio. Nuestro patrimonio es una catequesis de la vida y el mensaje de Jesús. |