Queridos hermanos y amigos:
Os escribo esta carta en el domingo dentro del Octavario por la Unidad de los Cristianos, conocida también como la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que tradicionalmente se celebra del 18 al 25 de enero de cada año. Son unos días de oración y súplica a Dios para que los cristianos sepamos buscar lo que nos une como seguidores de Cristo.
Hacemos así nuestras las palabras del Señor en la Última Cena: “Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros” (Juan 17,11). A su vez, la oración de estos días, también alcanza a los miembros de otras religiones no cristianas, siguiendo así las palabras de Jesús. “Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño con un solo pastor” (Juan 10, 16).
Ciertamente que en nuestra diócesis la presencia de otras iglesias o grupos cristianos es pequeña y en algunos lugares inexistente y nuestro conocimiento y experiencia con ellos es casi nula, pero no por ello debemos privar a la Iglesia de nuestra oración en estos días y, especialmente en este domingo, por la unidad de todos los cristianos en torno a Cristo.
El papa Francisco ha hablado en muchas ocasiones de este deseo que debe estar presente en el corazón de todo cristiano; y, al respecto, ha precisado que el camino es sencillo: “se hace con la oración y con la ayuda a los otros. Rezar juntos, el ecumenismo de la oración, los unos por los otros y todos por la unidad. Y también está el ecumenismo del trabajo por los muchos necesitados, por muchos hombres y mujeres que hoy sufren injusticias, guerras”.
También, ante la persecución y el asesinato de cristianos en el mundo, especialmente los que suceden en nuestros días en Oriente próximo, por ejemplo, a los ortodoxos coptos degollados en la playa de Libia, el Papa ha reconocido que “son nuestros hermanos” y ha hablado del “ecumenismo de la sangre”. Decía Francisco: “Cuando los terroristas o las potencias mundiales persiguen a las minorías cristianas o a los cristianos no preguntan: ¿eres luterano?, ¿eres ortodoxo?, ¿eres católico?, ¿eres reformado?, ¿eres pentecostal? El enemigo, ha asegurado el Papa, no se equivoca, sabe reconocer dónde está Jesús. Ellos reconocen solo uno: el cristiano”.
En estos días pedimos al Señor que acelere los tiempos de la ansiada unión de todos los cristianos. Por nosotros mismos no somos capaces sino de sembrar la discordia y la desunión, pero Dios nos sostiene para que sepamos ser instrumentos de unidad, personas que saben disculpar y reaccionar sobrenaturalmente.
Como tantas veces nos han recordado los últimos Papas esta deseada unión de todos los cristianos sólo se dará con un verdadero espíritu de conversión, como nos invitaba hoy la lectura del Evangelio de la Misa (Marcos 1, 14-20): “Convertíos y creed en el Evangelio” y, a su vez, como nos decía el Salmo (24) pidiéndole confiadamente al Señor que nos instruya en su sendas.
Con todo afecto os saludo y bendigo.
+ Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona