En Cartas Obispo Emérito

Queridos hermanos y amigos:

Llegamos hoy, Domingo de Ramos, al inicio de la Semana Santa, una semana que queremos vivir con toda profundidad espiritual y participando en las celebraciones propias de estos días y también en las manifestaciones de la religiosidad popular que también nos acercan a los misterios que celebramos.

Mirad el árbol de la Cruz:

En estos días aparece con fuerza en nuestras vidas el signo de la Cruz de Cristo, en ella contemplamos la manifestación suprema del amor de Dios, sabemos que en ella murió para salvarnos y, por ello, la cruz es el poder de Dios que vence el pecado y la muerte.

La Cruz nos hace presente y cercano a Dios que ha querido compartir nuestros sufrimientos y “cruces”; un Dios que ha querido vencer el mal con su propio dolor; en la Cruz Cristo ha querido llegar a la total entrega de sí mismo, como imagen del amor y de la misericordia de Dios; con su entrega ha dado al mundo la reconciliación y ha establecido la Nueva Alianza entre la humanidad y Dios.

Por ello la Cruz, siendo un signo de fracaso y sufrimiento, se convierte en luz que ilumina toda nuestra vida. Es la que nos da esperanza y es la que nos enseña el camino de la vida. Es la cátedra desde donde nos dice ¡cuánto nos ama!

El papa Francisco nos presenta el misterio de la Cruz que es “a causa de la gravedad del mal que nos tenía esclavos. La Cruz de Jesús expresa ambas cosas: toda la fuerza negativa del mal, y toda la mansa omnipotencia de la misericordia de Dios”; y, por ello, nos sigue diciendo el Papa, “cuando dirigimos la mirada a la Cruz donde Jesús ha sido clavado contemplamos el signo del amor, del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz de nuestra salvación. De aquella Cruz brota la misericordia del Padre que abraza al mundo entero”.

La Cruz nos enseña a amar:

Cuando contemplamos la Cruz y descubrimos en ella el amor de Dios hacia nosotros, recibimos una lección de amor y de perdón que nosotros debemos ejercer también con los demás. Porque el perdón constituye una de las expresiones más hermosas y cautivadoras del amor.

Decía el papa Benedicto XVI: “Si el amor de Dios ha echado raíces profundas en una persona, esta está en disposición de amar también a quien no lo merece, como precisamente hace Dios con nosotros. El padre y la madre no aman a los hijos solo cuando lo merecen: los aman siempre, aunque naturalmente les hacen entender cuando se equivocan”.

Por ello, continuaba diciendo el Papa emérito: “Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables y mantienen una relación recíproca. Jesús no inventó ni el uno ni el otro, sino que reveló que estos son, en el fondo, un único mandamiento y lo hizo no solo con la palabra sino, sobre todo, con su testimonio”.

 La Cruz camino de resurrección:

Caminar tras las huellas de Cristo en el camino de la Cruz es caminar hacia la victoria de la Resurrección, por eso, estos días de Semana Santa culminan con la celebración de la Resurrección. Un camino que cada día debemos vivir y recorrer con Jesús, como decía san Agustín: “Que nadie desfallezca en la búsqueda, antes bien avance” (Sermón 261).

Os invito a vivir estos días de Sema Santa y a dejarnos penetrar por este mensaje de amor que es la Cruz de Cristo.

Con todo afecto os bendigo y os deseo una gozosa y santa Semana Santa

 

 

+ Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona

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