En Cartas Obispo Emérito

Queridos hermanos y amigos:

Llegamos hoy a la culminación de la Pascua con la celebración de la solemnidad de Pentecostés. En este día queremos renovar sobre nosotros los prodigios que aquel día el Espíritu Santo realizó en el corazón de los fieles reunidos entorno a María la Virgen, recordamos los orígenes de la Iglesia (Hechos 2, 1-11) y renovamos, también, la misión confiada a ella de anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra (Juan 20, 19-23)

Desde lo profundo de nuestro corazón, se eleva en este día la súplica: “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra” (Salmo 103) y con la secuencia de este día, que cantamos antes de la lectura del Evangelio, insistimos: “Ven, espíritu Santo”.

Partiendo del envío a la misión que el Señor nos hace en este día, celebramos el “Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar”, con el lema “Discípulos misioneros de Cristo, Iglesia en el mundo”. La Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española nos recuerda en este día que “el laicado juega un papel fundamental para esta nueva etapa de la evangelización”.

Los obispos precisan en su mensaje que “ser discípulos misioneros de Cristo consiste en estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de los pobres y los excluidos y convertirnos para ellos en oasis de misericordia, luchando por un mundo más justo y solidario”. También significa, continúan, “encarnar la vocación al Amor a la que estamos llamados, especialmente en lo cotidiano (familia, trabajo, ocio, etc.), sabiendo acoger y aprender de todos”.

El apostolado es, por lo tanto, una labor de todos los bautizados, no sólo es el trabajo de unos pocos: sacerdotes, religioso-as, unos pocos laicos. Y dentro de este apostolado, una gran preocupación para todos debe ser el trasmitir a los más jóvenes el mensaje del Evangelio que puede llenar sus vidas de sentido y de alegría.

Los jóvenes, muchos de ellos alejados de la Iglesia, son un reto que a todos se nos plantea en este momento de la Iglesia, por ello debemos pensar una propuesta creativa para afrontar esta gran “llamada” que nos hace también tantas veces el papa Francisco, a salir a su encuentro y ofrecerles nuestra mayor riqueza que es Cristo.

Como nos dice el “material de reflexión” preparado por la Comisión Episcopal para este día: “Es clara la propuesta de la Iglesia en esta etapa (en especial con los que son el futuro, pero ya también el presente, los jóvenes), lo que nos exige el seguir trabajando, promoviendo, creando iniciativas: para acercar a Cristo a los jóvenes, para acercar a los jóvenes a Cristo; para escuchar a los jóvenes y para dialogar con ellos; para ilusionarnos y caminar juntos; para acompañarles y ayudarles en sus discernimientos; para tantas cosas…”

Todos debemos implicarnos en esta misión sin miedo, unos directamente como catequistas o animadores y profesores, todos con nuestra oración, pidiendo con confianza que el que ha movido tantas vidas y las ha enriquecido a lo largo de los siglos (Cristo) vuelva también ahora tocar el corazón de tantos que en estos tiempos de secularización y cambio necesitan encontrarlo.

Pidamos, pues, hoy, con fuerza que venga sobre nosotros el Espíritu Santo; para que sin miedo, con confianza, sepamos responder a los retos que nos presenta una nueva evangelización.

Con todo afecto os saludo y bendigo.

+ Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona

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