Queridos hermanos y amigos:
En esta solemnidad del Corpus Christi los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social hacen público el mensaje con motivo del Día de la Caridad, con el lema, “Compromiso social y caridad transformadora”.
La Eucaristía y la caridad son dos realidades totalmente unidas en la vida cristiana, en la Eucaristía recibimos el amor inmenso de Dios hacia la humanidad y ese mismo amor que nosotros recibimos es el que irradiamos hacia los demás.
La Solemnidad del Corpus Christi nos invita a contemplar y celebrar el gran don de la presencia real de Cristo vivo entre nosotros en su cuerpo entregado y en su sangre derramada para la vida del mundo. En este día del Corpus somos llamados, de manera muy especial, a entrar en el misterio de la Eucaristía para configurarnos con Cristo. Este misterio, en palabras de Benedicto XVI, “se convierte en el factor renovador de la historia y de todo el cosmos pues, en efecto, la institución de la Eucaristía muestra cómo aquella muerte, de por sí violenta y absurda, se ha transformado en Jesús en un supremo acto de amor y de liberación definitiva del mal para la humanidad” (Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, 10)
Vivimos en una sociedad complicada y muchas veces injusta, donde tantas personas sufren por las muchas dificultades que, esta injusticia, generan en las estructuras sociales. Nosotros a la luz de este misterio de amor renovador, liberador y transformador, que es la Eucaristía, debemos contribuir a la mejora del mundo, viviendo la caridad en la relación con los hermanos y en la transformación de las estructuras sociales.
En su mensaje los obispos de la Comisión de Pastoral Social, constatan una realidad que impide, muchas veces, la acción transformadora en nuestra sociedad: “Somos conscientes de que, hoy, no está de moda hablar del compromiso. Es más, para muchos, en esta cultura de lo virtual, de lo inmediato y pasajero, la preocupación por los demás se considera como algo trasnochado. Sin embargo, el compromiso en favor de los más débiles y por la transformación del mundo, es la más noble expresión de nuestra dignidad, de nuestra responsabilidad y solidaridad”.
La fiesta de hoy nos invita a salir de esta situación alienante en la que vive nuestra sociedad y, para ello, los obispos nos invitan en su mensaje a los siguientes pasos que podemos dar: Vivir con los ojos y el corazón abiertos a los que sufren. Cultivar un corazón compasivo. Ser capaces de ir contracorriente. Ser sujeto comunitario y transformador.
El papa Francisco sintetiza muy bien estos cuatro pasos propuestos en el mensaje cuando nos dice: “La Iglesia, guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia y quiere responde a él con todas sus fuerzas. En este marco se comprende el pedido de Jesús a sus discípulos: ‘¡Dadles vosotros de comer!’ (Mc 6,37) lo cual implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos” (Evangelii Gaudium, 188).
Nos puede parecer algo complicado y difícil tener estas actitudes, por ello quisiera subrayar un aspecto importante que nos propone el Papa: “gestos… simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos”. Ojalá, en este día, todos sepamos comprender desde la Eucaristía que es lo que el Señor y los hermanos esperan de nosotros.
Con todo afecto os saludo y bendigo
+ Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona