En Cartas Obispo Emérito

Queridos hermanos y amigos:

En este domingo, fiesta del Bautismo del Señor, comienzo la Visita Pastoral del Arciprestazgo de Tarazona. Con esta carta me dirijo a los sacerdotes, religiosas y fieles laicos del arciprestazgo y también a los fieles de toda la diócesis para haceros partícipes de esta Visita y pediros a todos vuestra oración en estos días.

La mejor manera de explicar lo que es la Visita Pastoral es decir simplemente que se trata de la visita de un pastor. Como Obispo y Hermano siento la necesidad de conoceros, de estar con vosotros. También los Apóstoles visitaban las comunidades que habían fundado. Después de su primer viaje apostólico, San Pablo se dirige a Bernabé invitándole a visitar “a los hermanos en todas las ciudades en que hemos predicado la palabra de Dios, para saber cómo están” (Hechos 15,36).

Desde mi llegada a esta querida Diócesis, el 19 de marzo de 2011, he tenido numerosas ocasiones de visitar muchas parroquias, para conferir el sacramento de la confirmación, para celebrar las fiestas patronales u otras efemérides parroquiales, oportunidades que me han posibilitado encontrarme con muchísima gente, conocer a mis diocesanos y a los diferentes grupos pastorales, y he podido apreciar el camino evangelizador y la vida sacramental de las comunidades cristianas así como las necesidades, fortalezas y desafíos que afrontan.

La Visita Pastoral es un encuentro más prolongado y profundo del obispo con las distintas parroquias de un arciprestazgo, con los grupos de distintas áreas pastorales, con los enfermos, con los distintos grupos sociales. Es, por lo tanto, un medio muy importante en la pedagogía de la Iglesia para que el obispo pueda alcanzar ese mayor y más preciso conocimiento del pueblo que le ha sido confiado.

La Visita Pastoral es para mí una oportunidad para acrecentar el conocimiento tanto de los sacerdotes como de los religiosos y de los laicos que formáis parte de este querido Arciprestazgo de Tarazona. En esta Visita daré prioridad a las personas sobre las cosas. Es momento de escuchar, dialogar, animar; es tiempo para conocer mejor las dificultades y deficiencias y, sobre todo, es una ocasión singular para renovar y revitalizar las comunidades parroquiales. Como se dice en el Directorio para los Obispos, en la Visita Pastoral, el Obispo “ejerce más cerca de su pueblo el ministerio de la palabra, la santificación y la guía pastoral, en contacto directo con las angustias y las preocupaciones, las alegrías y las expectativas de la gente, con la posibilidad de exhortar a todos a la esperanza” (Apostolorum succesores, 220).

Así pues, os visito como pastor con la finalidad de acrecentar nuestro conocimiento mutuo e invitaros a renovar vuestra vida cristiana y a realizar una acción apostólica más intensa. Es mi intención reanimar las energías de los agentes evangelizadores, animándolos a sentirse protagonistas de la misión de la Iglesia en nuestro tiempo. De esta manera, con la Visita Pastoral, pretendo seguir alentando la renovación de nuestras parroquias.

Esta Visita Pastoral quiero que la vivamos como un momento de gracia, de renovación cristiana, comunitaria, fraterna. Lejos de ser una visita meramente burocrática es un acontecimiento que supone un momento particular de presencia de Cristo, Buen Pastor, en la vida de una comunidad parroquial. En la oración con la que pedimos por el fruto de la visita decimos: “Haz, Señor, que en la Visita pastoral recibamos tu visita”. Mi intención no es otra que haceros presente a Cristo, que “ha visitado y redimido a su pueblo” (Lucas 1, 68).

Que Santa María, bajo las advocaciones de la Virgen de la Huerta y la Virgen del Río, interceda por todos nosotros.

Hasta que nos encontremos, os saludo cordialmente y os bendigo.

+ Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona

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