En Cartas Obispo Emérito

Queridos hermanos y amigos:

El domingo pasado quise presentaros la Exhortación Apostólica Cristo Vive, hoy quiero seguir comentando con vosotros este documento que tanto nos puede ayudar a lanzar la pastoral juvenil en nuestra diócesis.

Me quiero hoy detener en una parte de la Exhortación que tiene por título: “La juventud de la Iglesia”. Comienza con una frase que todos nos podemos aplicar: “Ser joven, más que una edad es un estado del corazón”, esto es lo que la Iglesia debe plantearse y, a la vez, cada cristiano. De esta frase se desprende lo que, a continuación, nos sigue diciendo el documento: “De ahí que una institución tan antigua como la Iglesia pueda renovarse y volver a ser joven en diversas etapas de su larguísima historia. En realidad, en sus momentos más trágicos siente el llamado a volver a lo esencial del primer amor” (ChV 34). Y, a continuación, toma unas palabras del Concilio Vaticano II en su “Mensaje a los jóvenes” hablándoles de la Iglesia: “Rica en un largo pasado, siempre vivo en ella y marchando hacia la perfección humana en el tiempo y hacia los objetivos últimos de la historia y de la vida, es la verdadera juventud del mundo”.

La Iglesia, efectivamente, siendo una realidad secular, con “un largo pasado”, sin embargo, manteniéndolo vivo, es siempre una “verdadera juventud del mundo”. Es decir, aquello que la Iglesia transmite a través de los siglos, el Evangelio de Jesucristo, es siempre nuevo, renovador, y “joven” porque rejuvenece el corazón del ser humano.

Esto es lo que nos debe mover a todos a buscar una “una Iglesia que se deja renovar”, como nos dice el Papa en su Exhortación (ChV 35), que, por ello, nos dice: “Pidamos al Señor que libere a la Iglesia de los que quieren avejentarla, esclerotizarla en el pasado, detenerla, volverla inmóvil”. Es decir, la Iglesia no es una reliquia del pasado que conservamos para admirar lo que fue y añorarlo. Tampoco es como señala el papa Francisco: “Creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mimetiza con los demás”. Es decir, pensar que el Evangelio no sirve o está pasado de moda, sobre todo ante un mundo secularizado y hedonista.

Como nos sigue diciendo el Papa la Iglesia: “Es joven cuando es ella misma, cuando recibe la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la presencia de Cristo y de la fuerza de su Espíritu cada día. Es joven cuando es capaz de volver una y otra vez a su fuente”.

Esta última frase es todo un programa para renovar a la Iglesia, para rejuvenecerla y para plantearnos la pastoral juvenil que debemos afrontar.

  • “Es joven cuando es ella misma”
  • “Cuando recibe la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía de la presencia de Cristo y de la fuerza de su Espíritu cada día”
  • “Es joven cuando es capaz de volver una y otra vez a su fuente”

Por ello concreta el Papa en los siguientes números de este apartado: “Tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece”; sueños que hacemos realidad cuando testimoniamos con nuestras vidas: “La belleza de la generosidad, del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social”. (ChV 36)

Por eso, no podemos perder el entusiasmo, debemos rejuvenecer nuestras vidas cristianas, saber que todo en la vida cristiana es nuevo y puede, y debe, continuamente renovarse. (cf. ChV 37)

Con este espíritu renovado y rejuvenecido de nuestras comunidades cristianas, haremos más atrayente nuestra llamada a la vida cristiana; creando, “un espacio de diálogo y testimonio de fraternidad que fascine”; “un intercambio de dones, en un contexto de empatía […]. Al mismo tiempo, pone las condiciones para un anuncio del Evangelio que llegue verdaderamente al corazón, de modo incisivo y fecundo” (ChV 38).

Atrevámonos, por lo tanto, a rejuvenecer, aunque seamos mayores, a entusiasmarnos, a salir al encuentro de todos y especialmente de los jóvenes.

Con todo afecto os saludo y bendigo.

 

+Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona

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