En Cartas Obispo Emérito

Queridos amigos y hermanos:

En este domingo celebramos el día del DOMUND. No es necesario explicar qué es este día, todos sabemos que el Domund es el día en que, de un modo especial, la Iglesia universal reza por los misioneros y colabora con las misiones. Se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre, el “mes de las misiones”.

Se nos invita en este día y en este mes a elevar nuestra oración por los territorios de misión y por todos los que en ellos trabajan para anunciar la Buena Noticia del Evangelio, anuncio que es también el desarrollo de actividades pastorales, educativas y asistenciales.

Todos los territorios de misión en el mundo se sostienen gracias a las aportaciones que, especialmente, hoy ofrecemos para que puedan ser convenientemente desarrolladas. Las misiones siguen necesitando nuestra ayuda económica y por eso es tan necesaria la colaboración de todos.

Podemos decir, como nos indican en la propaganda de este año, que hoy es el día de la “fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal”. Algo que se ha vivido en España en el día del Domund con tanta intensidad y generosidad. Es, por lo tanto, una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización del mundo que ha calado en la profunda sensibilidad y tradición misionera de nuestro país.

Aunque este año pasemos por dificultades a causa del COVID-19, os invito a que no dejemos de colaborar económicamente con esta campaña. Nuestra cooperación es fundamental para que muchos proyectos se puedan llevar a cabo.

Además de esta ayuda económica tan necesaria, hoy tenemos en cuenta a todos los misioneros y misioneras, en este momento, procedentes de España, son 10.893. Debemos sentir que todos ellos nos representan, de alguna manera, y que también en nuestro nombre han entregado sus vidas, los misioneros son hombres y mujeres que entregan su vida para anunciar el Evangelio a quienes aún no lo conocen.

Sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que proclaman la Buena Nueva hasta el último rincón. Hacen vivo y eficaz lo que anuncian desarrollando labores educativas, sanitarias y de ayuda social para las comunidades que atienden, casi siempre las más pobres y desfavorecidas del planeta.

Tenemos un recuerdo especial para los misioneros que proceden de nuestra diócesis. Todos conocemos a aquellos que han trabajado y trabajan en nuestra misión diocesana de Cochabamba en Bolivia, pero no podemos olvidar y, menos hoy, a los sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos que proceden de nuestros pueblos y parroquias de la diócesis de Tarazona, y que, en Asia, África o América, entregan y desgastan sus vidas en el anuncio del Evangelio. A todos ellos llevamos hoy en nuestro corazón y agradecemos sus trabajo.

Con todo afecto os saludo y bendigo.

+Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona

 

 

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