En Cartas Obispo Emérito

Queridos hermanos y amigos:

Recientemente, el 3 de octubre, el papa Francisco ha publicado la Carta Encíclica “Fratelli Tutti”, sobre la fraternidad y la amistad social. El Santo Padre ha querido darle un título en italiano que significa “hermanos todos”.  Se inspira en un escrito de San Francisco de Asís: “Miremos con atención, hermanos todos, al buen pastor que para salvar a sus ovejas sostuvo la pasión de la Cruz” (Admoniciones, 6, 1: FF 155).

En estos momentos que estamos viviendo, esta Carta del papa Francisco es una llamada a la verdadera fraternidad entre todos los pueblos de la tierra. El documento se centra en los problemas sociales y económicos contemporáneos y propone un mundo ideal de fraternidad en el que todos los países pueden formar parte de una “familia humana más amplia”.

Los temas que en la Encíclica nos presenta son los que ya el Papa ha tratado a lo largo de su pontificado en distintas homilías, discursos y declaraciones. Al recogerlos en una encíclica, que es uno de los niveles más altos de enseñanza en la Iglesia, ha querido con ello aumentar la autoridad de todas sus enseñanzas sobre los temas que se tratan.

Un tema importante es el que señala el Papa: “Nadie puede quedar excluido, no importa dónde haya nacido, y menos a causa de los privilegios que otros poseen porque nacieron en lugares con mayores posibilidades. Los límites y las fronteras de los Estados no pueden impedir que esto se cumpla”. “Si toda persona tiene una dignidad inalienable, si todo ser humano es mi hermano o mi hermana, y si en realidad el mundo es de todos, no importa si alguien ha nacido aquí o si vive fuera de los límites del propio país” (Fratelli tutti. 125).

El núcleo teológico de la encíclica es la reflexión del Papa sobre la parábola del buen samaritano. El papa Francisco nos presenta esta parábola como una llamada “siempre nueva” de Jesús: “El amor que rompe las cadenas que nos aíslan y separan, tendiendo puentes; amor que nos permite construir una gran familia donde todos podamos sentirnos en casa. […] Amor que sabe de compasión y de dignidad” (FT 62).

Como nos dice el Papa: “Esta parábola es un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que nos duele. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano” (FT 67).

Os invito a reflexionar esta Carta Encíclica del papa Francisco para que en nuestro mundo se vaya creando una nueva mentalidad que nos ayude a hacer un mundo más humano según los planes de Dios.

Con mi afecto y bendición.

 

+ Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona

 

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