In Cartas Obispo Emérito

En esta próxima semana celebraremos, el día 20, martes, el décimo aniversario de la reapertura de nuestra Catedral. Un día en el que debemos dar gracias a Dios por este periodo corto de tiempo, pero muy intenso por todo lo que ha supuesto para la diócesis y para la ciudad de Tarazona poder disfrutar de esta joya que es nuestra Catedral.

Para mí fue uno de los primeros regalos que recibí en mi ministerio episcopal, pues un mes después de mi ordenación en el monasterio de Veruela, tenía el honor de dedicar el nuevo altar y celebrar la primera misa después de casi treinta años en que la Catedral no tuvo culto.

La catedral es el lugar donde el obispo ejerce las tres grandes responsabilidades o servicios: enseñar, santificar y regir al pueblo que se le ha encomendado. Aquí el obispo se siente como padre y pastor de todos.

En ella hemos tenido muchas celebraciones importantes a lo largo de estos años: Las Misas Crismales en las que los presbíteros junto a su obispo, celebran el don del sacerdocio de la Nueva Alianza, renuevan las promesas que hicieron el día de su ordenación y se bendicen y consagran los santos Óleos y el santo Crisma. También en ella, he ordenado a todos los diáconos y presbíteros que, a lo largo de estos años, el Señor nos ha regalado y han enriquecido nuestro presbiterio.

También ha sido el lugar de las celebraciones extraordinarias, especialmente el Año de la Fe, el Jubileo de la Misericordia, de la Vida Consagrada y de tantas otras celebraciones en la que nos hemos sentido unidos a toda la Iglesia y a los papas Benedicto y Francisco.

También ha sido un lugar de comunión para las distintas zonas de la diócesis, pues han sido muchas las parroquias que han organizado peregrinaciones, para contemplar la belleza y recordar la historia de la Catedral pero, sobre todo, para celebrar la fe en el lugar donde se expresa la comunión de la iglesia diocesana.

Por otra parte, la reapertura de la Catedral ha supuesto un impulso socio-económico para la ciudad de Tarazona, ya que a lo largo de estos años ha recibido tantas visitas que desde lugares muy diversos han contemplado con admiración el arte que en ella se atesora.

Pero, también han tenido importancia las actividades litúrgicas y pastorales que desde su apertura se han desarrollado en ella; el cabildo atiende las misas diarias y dominicales, así como otras celebraciones; por otra parte todos los meses se han organizado retiros y conferencias de formación cristiana para el arciprestazgo, hasta que la pandemia lo ha impedido. Un logró ha sido la creación del coro de la Catedral que une a miembros de todos los coros de Tarazona y que con sus intervenciones a lo largo del año litúrgico y en las más solemnes celebraciones, tanto nos ayuda a celebrar los misterios de nuestra fe.

Me uno a las iniciativas del Cabildo de dar gracias en este año por todo lo realizado y para que también nos interesemos por lo mucho que todavía queda por hacer.

Enhorabuena a toda la diócesis por esta hermosa catedral de que disfrutamos.

+Eusebio Hernández Sola, OAR.
Obispo de Tarazona

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