Comenzamos en este fin de semana el mes de mayo; lo hacíamos ayer, sábado, con la fiesta de San José obrero en este año que se ha dedicado a él. Es también un mes dedicado a la Virgen María.
Aunque desde el papa Pío IX se comenzó a celebrar en distintas fechas la figura de san José como trabajador, no fue hasta el año 1955, cuando el papa Pío XII estableció su celebración el primer día de mayo.
En la Carta apostólica Patris corde (Con corazón de padre) que el papa Francisco ha escrito para este año de san José, subraya también este aspecto importante en su vida, como fue el trabajo. En un apartado de esta Carta nos lo presenta como: Padre trabajador (6).
San José es el Padre que enseña el valor, la dignidad y la alegría del trabajo. Honesto carpintero que trabajó “para asegurar el sustento de su familia”. José también nos enseña “el valor, la dignidad y la alegría” de “comer el pan que es fruto del propio trabajo”. Este significado del padre adoptivo de Jesús le da al Papa la oportunidad de lanzar un llamamiento a favor del trabajo, que se ha convertido en “una urgente cuestión social”, incluso en países con un cierto nivel de bienestar.
El Papa señala en su carta: “En nuestra época actual, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en las que durante décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es necesario, con una conciencia renovada, comprender el significado del trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar”.
“Es necesario comprender”, escribe Francisco, “el significado del trabajo que da dignidad”, que “se convierte en participación en la obra misma de la salvación” y “ocasión de realización” para uno mismo y su familia, el “núcleo original de la sociedad”. Quien trabaja, colabora con Dios porque se convierte de alguna manera en “un poco creador del mundo que nos rodea”. De ahí la exhortación del Papa a todos a “redescubrir el valor, la importancia y la necesidad del trabajo para dar lugar a una nueva ‘normalidad’ en la que nadie quede excluido”. Mirando en particular el empeoramiento del desempleo debido a la pandemia de Covid-19, el Papa llama a todos a “revisar nuestras prioridades” para comprometerse a decir: “¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!”.
Finalmente, querría que en este mes de mayo, mes de María, todos nos uniéramos, en la familia, en las parroquias y personalmente a la iniciativa del Papa de rezar el Rosario todos los días implorando el fin de la pandemia.