En Cartas Obispo Emérito

CARTA DEL DOMINGO, 13 DE JUNIO 2021

Tras las Cincuentena Pascual, la liturgia de la Iglesia nos invita a celebrar unas fiestas importantes y llenas de significado: La Santísima Trinidad, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Corpus Christi y finalmente la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

El próximo viernes celebraremos esta última solemnidad que nos hace presente el amor y la misericordia del Señor, mostrándonos un Corazón humano y cercano a nosotros. Son todas estas fiestas, una invitación a la adoración y a la oración.

Creo que en estos tiempos difíciles que nos toca vivir, estas dos actitudes de adoración y oración son importantes en nuestra vida cristiana, algo que, urgentemente, debemos recuperar para sentirnos ayudados, acompañados y sostenidos por el Señor, en medio de nuestras dificultades y problemas.

El papa Francisco lleva mucho tiempo dedicando sus catequesis del miércoles al tema de la oración, algo de lo que debemos tomar nota, puesto que con sus catequesis quiere subrayar algo que debe ser importante en la vida de todo cristiano.

Recientemente, el día dos de junio, dedicó su catequesis a: “Jesús, modelo y alma de toda oración”.  Jesús es modelo, ya que leyendo el evangelio, como nos dice el Papa: “Las grandes decisiones en la misión de Jesús están siempre precedidas de una oración intensa, de la oración prolongada”. Oración de Jesús que en el momento de la dificultad se hace más intensa: “Siempre en ese momento, hay oración. Esta prueba de fe parece una meta, pero en cambio es un punto de partida renovado para los discípulos, porque, a partir de entonces, es como si Jesús subiera un tono en su misión, hablándoles abiertamente de su pasión, muerte y resurrección”,

La oración de Jesús es también una oración de intercesión por sus amigos: “Con sus actitudes y con el testimonio de su oración perseverante, Jesús se revela como maestro y amigo. Él, a pesar de los errores y las caídas de sus discípulos, espera con paciencia su conversión y ruega por ellos al Padre, para que permanezcan a su lado en las pruebas y no pierdan la fe”. En la oración de Cristo tenemos una escuela: “Jesús es el modelo perfecto del orante: quiere que aprendamos a orar como Él, y nos lo enseña con sus palabras y con su ejemplo”.

Por muy sencillas que sean nuestras oraciones debemos saber que siempre son escuchadas, por ello el Francisco subrayó que “Jesús nos asegura que, aun cuando sintamos que nuestras oraciones son vanas e ineficaces, Él no nos abandona, está siempre a nuestro lado. Reza en nosotros y con nosotros. Intercede a nuestro favor, y nos alienta a que perseveremos en la oración, sobre todo en los momentos más difíciles de nuestro camino, porque es su oración la que hace que nuestras humildes peticiones sean eficaces y lleguen hasta el cielo”.

Retomemos, pues, la oración en nuestra vida, sabiendo que Él reza por nosotros: “Lo que sostiene a cada uno de nosotros en la vida es la oración de Jesús por cada uno de nosotros, con nombre y apellido, delante al Padre, haciéndole ver las llagas que son el precio de nuestra salvación”.

Recemos unos por otros para que el Señor nos ayude a superar los sufrimientos de la pandemia que tanto nos angustia y entristece.

+Mons. Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona

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