Carta del domingo, 20 de junio de 2021
A lo largo de estos años, por estas fechas, he escrito una carta dirigida a los niños que hacían la primera comunión y otra a aquellos que recibían la Confirmación. No quiero perder este año esa costumbre.
En estos dos últimos años, muchas cosas han cambiado con motivo de la pandemia, también con respecto a las celebraciones de las confirmaciones y las primeras comuniones. Las primeras comuniones como las confirmaciones se celebran en pequeños grupos y no solo en las tradicionales fechas del mes mayo, antes de la celebración del Corpus; lo mismo pasa con le celebración de las confirmaciones, que debido a las restricciones en el número de asistentes, se han visto multiplicadas, llegando a tener hasta cuatro grupos en un fin de semana en la misma parroquia.
Debemos valorar positivamente que, a pesar de las dificultades, las catequesis para preparar a estos sacramentos se han mantenido en las parroquias y, en muchos sitios, los sacerdotes y catequistas han sabido tener imaginación y creatividad para mantener esta actividad tan importante como son las catequesis.
Tras este esfuerzo por seguir con la actividad catequética es importante que las parroquias y catequistas no perdáis el contacto y la catequesis u otras actividades con los que han recibido el sacramento de la Eucaristía o de la Confirmación.
El ritual de la Confirmación nos dice que: “La Confirmación, completando en los bautizados la semejanza con Cristo, los une más fuertemente como miembros vivos del cuerpo místico de la Iglesia”. Es importante que los que han recibido este sacramento se sientan fuertemente vinculados a la Iglesia y, para tener esta vinculación debemos ayudarlos.
El papa Francisco en mayo y junio de 2018, dio unas catequesis sobre la Confirmación, en la que decía: “El Espíritu es un don inmerecido, que hay que recibir con gratitud, dejando espacio a su creatividad inagotable. Es un don para conservar con cuidado, para secundar con docilidad, dejándose moldear, como la cera, por su ardiente caridad, ‘para reflejar a Jesucristo en el mundo de hoy’ (Gaudete et Exsultate, 23)”.
Es importante que los que reciben la Confirmación, comprendan como nos dice el papa Francisco: “Ninguno recibe la Confirmación solo para sí mismo, sino para cooperar en el crecimiento espiritual de los demás. Solo de esta manera, abriéndonos y saliendo de nosotros mismos para encontrarnos con nuestros hermanos, podemos realmente crecer y no solo engañarnos con que lo estamos haciendo. De hecho, cuando recibimos un don de Dios debemos darlo – el don es para dar- para que sea fructífero, y no enterrarlo, a causa de miedos egoístas como enseña la parábola de los talentos (Mt 25,14-30)”.
Felicito a todos los que habéis recibido la confirmación o lo haréis a lo largo de este año y agradezco de corazón el esfuerzo realizado por los catequistas y sacerdotes para que, a pesar de las dificultades, las catequesis siguieran vivas en vuestras comunidades.