En Cartas Obispo Emérito, General

“Vale la pena creer” (DC 57)

En verdad os digo: el que cree tiene vida eterna” (Jn 6,47)

Queridos catequistas, profesores, animadores y acompañantes de personas, grupos y comunidades en el camino espiritual de la fe:

Jesús nos asegura: “el que cree tiene vida eterna” (Jn 6,47). No dice “tendrá”, sino que afirma “tiene”, en presente de indicativo. Porque se trata de una realidad que se verifica cuando abrimos nuestro corazón al Señor. Desde ese momento, la vida se dilata, se extiende, adquiere profundidad e intensidad.

El Papa Francisco afirmó en el Ángelus del 11 de junio de 2017: “¿Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Y este amor con la acción del Espíritu Santo ha irradiado una luz nueva sobre tierra y en cada corazón humano que le acoge”.

El Señor nos busca, nos ama, nos espera, nos envía. Y desea que tengamos vida, y vida abundante. La vida de Dios se recibe por la fe. La vida eterna que se concede al creyente se exterioriza en el amor y la alegría. La vida divina en el presente está ligada a la palabra y a la persona de Jesucristo.

Comenzamos un nuevo curso con ilusión y esperanza. Comenzamos con alegría renovada y el firme deseo de ser evangelizadores con Espíritu y discípulos misioneros.

Confiamos en vuestra colaboración durante la fase diocesana del Sínodo de los Obispos sobre el tema: “Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. 

Seguimos caminando juntos en la Formación Permanente. Este año, la Comisión Regional de Catequesis de Aragón ha elaborado unos guiones de trabajo sobre la primera parte del “Directorio para la Catequesis” (“La catequesis en la misión evangelizadora de la Iglesia”).

El catequista es “testigo de la fe y custodio de la memoria de Dios”, “maestro y mistagogo que introduce en el misterio de Dios, revelado en la Pascua de Cristo”, “acompañante y educador de quienes le han sido confiados por la Iglesia” (DC 113).

Os agradecemos, de corazón, vuestra disponibilidad, vuestra generosidad, el hecho de que sigáis compartiendo vuestro tiempo y vuestro trabajo. El servicio eclesial que desarrolláis tiene una gran importancia, porque en la educación en la fe se dan los pasos determinantes que permiten construir un futuro sólido como comunidad creyente.  

Recibid nuestra gratitud y nuestro afecto, junto con nuestra bendición.

+ D. Carlos-Manuel Escribano Subías, Arzobispo de Zaragoza
+ D. Julián Ruiz Martorell, Obispo de Huesca y de Jaca
+ D. Eusebio Hernández Sola, Obispo de Tarazona

+ D. Ángel-Javier Pérez Pueyo, Obispo de Barbastro-Monzón

 + D. José-Antonio Satué Huerto, Obispo de Teruel y Albarracín

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