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SINTESIS DEL CAMINO SINODAL REALIZADO EN LA DIOCESIS DE TARAZONA

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INTRODUCCION

La Diocesis de Tarazona se encuentra geográficamente en la Comunidad Autónoma de Aragón, dentro de la Provincia de Zaragoza. Es una Diocesis pequeña, sencilla, cercana, rural y, en general, con núcleos de población pequeños y envejecidos. Las dos poblaciones más importantes son Calatayud (20.000 h.) y Tarazona (10.500 h.) En total somos una población de 80.000 h.

A lo largo de los meses del verano comenzó a pronunciarse e introducirse en nuestro vocabulario el vocablo SINODALIDAD, sin conocer del todo su contenido.

El 16 de octubre de 2021 se convocó a toda la Diócesis como lanzamiento del Sínodo al que nos convocaba el Papa Francisco. Animados por nuestro Obispo D. Eusebio nos encontramos en el Seminario Diocesano más de 200 personas, representantes de las Parroquias y Movimientos de la Diócesis.

Comenzó el encuentro con una oración al Espíritu Santo, el animador del Sínodo. A continuación D. Eusebio se dirigió a la Asamblea presentando el significado del Sínodo en la Iglesia e insistiendo en el especial significado del Sínodo sobre la SINODALIDAD que vamos a iniciar.

El responsable Sinodal Diocesano presentó el camino que queremos realizar en nuestra Diócesis. Inspirado en el Documento Preparatorio, ofreció unos guiones de trabajo que facilitan las reuniones en las Parroquias y grupos para la fase diocesana. Así mismo se prepara un guion para niños y para adolescentes.

A la vez presentó al Equipo Diocesano que va a animar el proceso: un matrimonio, una religiosa, un religioso y un sacerdote.

Luego nos reunimos por arciprestazgos intentando recoger las impresiones e iniciativas que se presentaban para el futuro trabajo.

Estas son las situaciones que se manifiestan en el encuentro por arciprestazgos:

  • Los que habitualmente participan en las Parroquias son mujeres y personas mayores. Hay ausencia de jóvenes.
  • Se siente necesidad de encuentros en grupos
  • Nuestra Diócesis necesita una renovación.

Estas son las propuestas que se hacen:

  • Necesitamos ser conscientes de la situación eclesial que nos toca vivir.
  • Debemos animar a mucha gente a participar en grupos de Sínodo
  • Hay que volver a convocar reuniones arciprestales
  • Invitar a las personas alejadas a ayudarnos a descubrir el camino que necesita la Iglesia.

Finalmente, compartimos la mesa en alegre compañía.

Según han manifestado, fue una experiencia gozosa y esperanzada dentro de la vida de la Diócesis, aunque en el ambiente se descubre que no se ha captado realmente la profundidad y alcance de este camino Sinodal.

El día 17 de octubre, en la Catedral, presidida por el Obispo, se celebró la Eucaristía de apertura de la fase Diocesana.

En el mes de noviembre comenzamos a caminar. Poco a poco se han ido formando los grupos. Han sido 54 los grupos que están en camino y que envían la síntesis de su reunión al correo abierto en la Diócesis: sinodo@diocesistarazona.org.

En el mes de diciembre se envió una comunicación a todos los grupos explicando el sentido de la reunión de grupo sinodal. A través de las comunicaciones recibidas se captaba que algunos grupos interpretaban el encuentro como un mero sondeo de opinión.

En la reunión del 22 de diciembre del Consejo de Presbiterio hubo un espacio dedicado al Sínodo y se pidió al equipo que preparase un guion de reunión sobre la Parroquia Sinodal.

Una dificultad surge en los meses de diciembre y enero: la pandemia se extiende por nuestros pueblos. Esto hace que se paralicen los encuentros de grupo debido a las normas sanitarias. Por fin, en el mes de febrero, se reanudan los encuentros.

En el mes de marzo hemos vivido un momento muy significativo, en línea con el camino sinodal: la acogida de 60 ucranianos en nuestro Seminario Diocesano. La idea surgió de nuestro Obispo e incorporó a la iniciativa al Ayuntamiento y a un grupo de voluntarios que acogieron en las fronteras de Polonia a familias refugiadas que huían de la guerra. Se vivió una experiencia sinodal en que participaron el pueblo (voluntarios), Ayuntamiento y Obispado. Se ha producido un movimiento de solidaridad y apoyo hacia ellos. En toda la Diócesis hay sensibilidad y apoyo a ucranianos

Es indudable que ha sido aceptada con ilusión y esperanza la convocatoria del Papa Francisco a participar en el Sínodo. La gente lo ha expresado de muchas maneras y se ha repetido esta frase: ¡Ya es hora! A lo largo del camino se descubre a grupos que van profundizando y abriendo un camino sinodal en donde se siente la fuerza del Espíritu. Otros grupos se van desanimando e incluso descolgando del camino. El balance de nuestro camino es muy positivo.

APORTACIONES RECIBIDAS

1.-Alegría y esperanza por la invitación del Papa a participar en el Sínodo. Nos ayuda a descubrir y abrir los ojos a la gozosa realidad de caminar en una Iglesia que aspira a vivir en camino sinodal.

Nos invita a soñar con una Iglesia sinodal: juntos, en camino, esperanzados, a la escucha, abriendo horizontes, solidarios, conducidos por el Espíritu. Está llamada a estar abierta al mundo.

Queremos olvidar una Iglesia triste, egoísta, competitiva, clerical, cerrada, rezagada, aliada con el poder, rica, con imagen política de derechas. La Iglesia debe recuperar la confianza en el pueblo. Caminar juntos hacia una meta y en comunión. No se trata de personas sumisas y obedientes, sino todos protagonistas, cada uno en su sitio.

En el lenguaje popular, nombrar Iglesia es hacer referencia a la Jerarquía y a una configuración estrictamente piramidal. Da la sensación de que la Iglesia pone resistencias a aceptar la voz del Espíritu que le invita a nuevas formas. A los laicos se les tiene en cuenta cuando se les necesita. Resulta muy sugestiva la imagen que propone el Papa de una realidad poliédrica. Queremos colaborar a construir esta nueva imagen. Se constata en los grupos cristianos interés por lo que vive la Iglesia.

2.-Una de las experiencias más gozosas vividas en grupo es la de sentirse todos con la misma dignidad (L.G. 32) La igualdad radical de todos los cristianos nos viene por el Bautismo. En distintos momentos de las reuniones de grupo se ha constatado y se ha vuelto a comentar esta igualdad fundamental de los seguidores de Jesús. Todos participamos del sacerdocio común, sin supeditarlo al sacerdocio ministerial. El ministerio ordenado no nos separa en clases distintas, sino que nos mantiene iguales, aunque con distinta misión dentro de la Iglesia.

3.-La liturgia ocupa un lugar importante dentro del camino sinodal. Una liturgia que haga presente lo que vivió e hizo Jesús. Dentro de la liturgia tiene una especial importancia la Eucaristía del domingo. En muchos núcleos rurales es la única referencia parroquial durante la semana. Con alegría se muestra cómo hay grupos de liturgia parroquiales y sacerdotes que preparan con esmero la celebración. Hay celebraciones vivas que ayudan a vivir y son alimento para la vida cristiana. En algunas parroquias se preparan medios que ayudan a participar. La homilía es un momento importante para alimentarse de la Palabra.

Frente a eso hay parroquias donde la gente dice que la Eucaristía se celebra deprisa y sin preparación adecuada. Las homilías son discursos doctrinales que no ayudan a la vida ni se centran en el Evangelio. Vocabulario desfasado y lejos del lenguaje de la gente. Textos del Antiguo Testamento difíciles de aceptar. La participación en la Liturgia es rígida, lo que mandan. Hay mucho infantilismo.

Necesitamos actualizar el lenguaje y los signos con el fin que estén más acordes con el mundo actual. Cuidar los cantos apropiados como expresión de oración. Según el grupo de participantes, adaptar la celebración. Establecer momentos de silencio. La estructura de los templos no favorece el sentido comunitario. Cuidar la acogida. Desprenderse del boato externo. Se constata en algunos ambientes cierta involución en la liturgia hacia formas ya superadas.

Se pide que, además de la Eucaristía, se preparen otras celebraciones para orar juntos. Así mismo que se cultiven los distintos ministerios.

4.-Catequesis: Es una de las actividades más presentes en la vida de las parroquias y a la que se dedica más tiempo y personas. Es admirable la entrega de muchas personas en los últimos años.

Se viene notando que las personas dedicadas a esta tarea son en su mayoría mujeres mayores. Los jóvenes no se incorporan. Así la catequesis aparece como actividad de gente mayor.

Por otra parte, se centra en dos momentos puntuales de preparación para sacramentos: Primera Comunión y Confirmación. No se vive como proceso y casi no existe catequesis de adultos.

Además, cada día son más los niños/as y adolescentes que ya no participan de la catequesis.

Lo más preocupante es que la catequesis a veces no introduce en una experiencia cristiana, no inicia en la fe, y que solo se participa para recibir el sacramento. Se catequiza, pero no se evangeliza.

La familia se ha desentendido de la educación en la fe, en concreto, del despertar religioso de sus hijos y de su crecimiento.

Se constata que la catequesis es excesivamente doctrinal, repetitiva y desligada de la vida. Se pide para todas las edades una iniciación integral a estilo de la propuesta del Papa Francisco (E.G.164), un anuncio kerigmático.

Es urgente una formación actualizada de los catequistas y emplear los medios y redes sociales para la catequesis. Es urgente un replanteamiento de la catequesis. Es urgente un acompañamiento diocesano en la renovación de la catequesis. Es urgente plantear la catequesis como un proceso.

5.-La mujer en la Iglesia: todos los grupos constatan cómo las mujeres en este momento son las que más colaboran y alimentan la Iglesia. Pero, a la vez, se denuncia su carencia de decisión dentro de la comunidad eclesial que sigue estando en mano de los varones. Hay una petición unánime para que la mujer sea reconocida plenamente dentro de la Iglesia al mismo nivel que el varón.  Que pueda acceder a todos los ministerios e incluso al sacerdocio. Así mismo que las mujeres teólogas ocupen puestos en Facultades de Teología y que colaboren en la formación de los Seminarios.

6.-Los sacerdotes: Es un valor altamente positivo la presencia del sacerdote en todos los pueblos, pero especialmente en los pequeños núcleos rurales, constituyendo un pilar referencial para las parroquias y la vida de los pueblos. La gente sencilla quiere a sus sacerdotes y les apoya. En los pueblos se quiere a la Iglesia, a su Parroquia.

En estos momentos todas las parroquias tienen su sacerdote de referencia y se celebra la Eucaristía todas las semanas. En contraste, hay escasez de sacerdotes y un clero envejecido.

Se lamenta el que algunos se dedican solo al culto y que se hacen presentes en los pueblos deprisa y sin espacios de encuentro.

Así mismo piden que los sacerdotes cuiden su formación y estén al tanto de la vida de la Parroquia para poder ofrecer hoy el Evangelio de forma actualizada y viva.

Se denuncia el clericalismo, las posturas de prepotencia y poder que se descubre en algunas actuaciones. Hay que descartar el “aquí mando yo”. Así mismo, el apoyo del clericalismo desde los laicos con posturas como “lo que Ud. quiera, señor cura”. Quieren ver al cura como el animador de la corresponsabilidad de los laicos, cada uno en su puesto.

En todos los grupos ha tenido una fuerte resonancia el triste acontecimiento de los abusos a menores por parte de algunos sacerdotes o religiosos. Hay un lamento y un rechazo general a estas posturas inconcebibles. Se interpretan desde posturas de poder y mala vivencia del celibato. Se agradece que se haya tomado medidas para cortar radicalmente con estos abusos y por el intento de buscar la verdad.

Se pide que el celibato sea opcional para los sacerdotes diocesanos, así como que se acepte a sacerdotes casados. Los Seminarios están solicitando una educación más sinodal.

7.-Consejos Parroquiales: a pesar de contar la Diócesis con pueblos pequeños, muchos cuentan con un Consejo o Junta Parroquial, constituido por personas elegidas por la Comunidad o por el sacerdote.

Los laicos lamentan que este órgano de carácter sinodal se convierta a veces en un organismo informativo, donde no se piden ni se toman decisiones y que sirve para refrendar lo que se ha hecho. Solicitan que dichos consejos sean deliberativos y no estén sujetos al clero.

Igualmente, se pide transparencia económica. Un apartado dentro del Consejo Parroquial debe ser la atención a la economía. Es una tarea de laicos. Es lamentable que a veces se dé la opinión de que se quiere acaparar dinero,

Hay poco conocimiento, por parte de los laicos, de los Consejos Diocesanos. El Consejo Diocesano de Pastoral hace tiempo que no se reúne.

En cuanto a participación en la parroquia, los laicos se sienten meros colaboradores. No hay espacios de dialogo y comunicación.

8.-Iglesia en salida. Es una llamada que frecuentemente nos hace el Papa Francisco. Varios grupos constatan que la Iglesia está lejos de la calle. Más que Iglesia que escucha, vemos una Iglesia que habla. Es frecuente oír: siempre se ha hecho así. Nos resistimos al cambio. Estamos inmersos en un acelerado cambio social, cultural y religioso y nos resistimos a aceptarlo. Esto implica que no nos consideremos compañeros de viaje con los que no forman nuestra comunidad. Los pueblos se sitúan en la Iglesia desde el respeto, la obediencia y la cautela. En este contexto, no resulta fácil emprender proyectos comunes con otras instituciones. Hay que romper prejuicios para aceptar y defender lo bueno, venga de donde venga, todo lo que sea en favor de la persona.

Queremos situarnos en una Iglesia que escucha en la que todos tenemos algo que aprender, prestando atención también a lo que no coincide con nuestro punto de vista o nuestros intereses. No se trata de entablar un debate para convencer a los demás, sino de acoger lo que dicen los otros como un medio a través del cual el Espíritu puede hablar para el bien de todos. Algún grupo constata que el presente Sínodo es la primera puerta de dialogo. A la vez se lamenta que no se escucha a los jóvenes, a las familias y a los pobres.

Queremos estar abiertos al cambio tomando en serio los signos de los tiempos como llamadas del Espíritu que abre caminos nuevos. La apertura no es una amenaza para nuestra Iglesia. Es la búsqueda de formas de presencia más incisivas y eficaces para responder en fidelidad al Evangelio. Un dialogo sincero está abierto a la novedad y al cambio y parte de la convicción de que Dios actúa en el mundo en el aquí y ahora eclesial. Estar abiertos a las nuevas realidades sociales.

Hay que combatir el virus de la autosuficiencia, caminando junto a otras plataformas de vida que nos ayudan a vivir y propagar los valores del Evangelio y a ir avanzando en la construcción del Reino de Dios. Nadie tiene el monopolio del Espíritu.

Hay experiencias parroquiales de consenso y los laicos responden muy positivamente experimentando que se puede caminar juntos personas diferentes. Es posible vivir en pequeña comunidad cristiana.

9.-Con una buena formación. Es necesario que todos, laicos y clérigos, nos formemos adecuadamente para poder colaborar a la misión de la Iglesia. Si queremos caminar hacia una Iglesia sinodal no podremos hacerlo sin una adecuada formación. La sinodalidad es un proceso espiritual, pero necesita de las capacidades intelectuales y culturales que se aprenden por las ciencias humanas. Creerse suficientemente formado es un grave error. Se pide que, ante todo, se participe en una formación bíblica actualizada. Igualmente, que se tenga en cuenta la Doctrina Social de la Iglesia. Hasta ahora no se ha tomado en serio la formación de los laicos, se les ha considerado de segundo nivel, como si la formación perteneciese al estado clerical.

10.-Dios nos habla a través de los acontecimientos. Estamos viviendo unos acontecimientos eclesiales que son llamadas del Espíritu: los jóvenes se alejan de la Iglesia, los Seminarios cada día cuentan con menos aspirantes al sacerdocio, a la vida consagrada y misionera, los Templos se vacían, los que frecuentan nuestras parroquias son personas mayores… Así mismo, estamos envueltos en una situación de pandemia. Últimamente se ha sumado la terrible situación de Ucrania. Junto a esto, ha aumentado la solidaridad entre la gente, nos sentimos navegando en la misma barca, somos conscientes de nuestra limitación.

Todo son llamadas a construir la vida juntos, a abandonar posturas de egoísmo y formas de hacer que siempre se han hecho así para construir un mundo nuevo basado en los valores del Evangelio, a personalizar y profundizar nuestra fe.

A nivel más concreto, llamada a que los laicos ocupen su puesto dentro del Pueblo de Dios, asumiendo sus responsabilidades, dentro de una Iglesia donde domina el clericalismo.

11.-Caminar en la Diócesis. Son varios los grupos que añoran los encuentros diocesanos que se han vivido anteriormente: asambleas diocesanas, encuentros de catequistas, convocatorias de Cáritas. Sienten necesidad de volver a vivir estos encuentros. No contamos con una Pastoral de Conjunto que alimente nuestras actuaciones. Se han diluido los equipos arciprestales y no se observa una relación cercana entre Parroquias.

Los proyectos diocesanos no escuchan a los pueblos. Los pueblos no sienten la cercanía del Obispo. La Pastoral es una acción de buena voluntad, especialmente dedicada al culto.

Necesitamos un proyecto común de Pastoral en la Diócesis, elaborado por todos, con protagonismo de los laicos, donde se atienda el anuncio del Evangelio, la Liturgia y la Acción Caritativa. Con acciones sencillas y metas alcanzables por todos. En todo queremos contar con la cercanía y animación del Obispo.

Se expresa el deseo de querer ser parte activa en la Parroquia. Varios grupos se sienten corresponsables dentro de la Parroquia.

No hay apoyo a personas que asumen compromisos sociales, políticos, educativos, sanitarios… Lo hacen a título personal.

Hay dudas sobre la repercusión que esta fase diocesana va a tener en la Iglesia.

12.-Planteamientos pastorales distintos. Se observa dentro de la Diócesis, y más en concreto entre los sacerdotes, distintos modos de afrontar la acción pastoral. Para algunos la norma suprema es: siempre se ha hecho así. Para otros: necesitamos un cambio total. En ambas posturas las voces críticas son censuradas. Queremos caminar entre fidelidad creativa e innovación.

Llamados a caminar todos en humildad y reconocer los valores que aparecen en ambas posturas, trabajando por un dialogo abierto que intenta llegar a consensos, desde la acción del Espíritu. Así mismo, profundizar en los documentos del Vaticano II que orientan hacia una acción común en los tiempos que vivimos.

13.-Se observa un alejamiento progresivo de la participación ordinaria en la vida de la Parroquia, a la vez que se constata que la mayoría de participantes son mayores y mujeres. Junto a esto, hay una promoción de participación en la religiosidad popular promovida en Romerías, Fiestas Patronales, Cofradías…

Estos encuentros, al igual que celebraciones sacramentales con numerosa presencia de personas, como son funerales, bodas, bautizos… deben ser plataformas de Evangelización que ayuden a la gente a descubrir su ser de bautizados.

Debemos cuidar los medios de comunicación como son nuestra hoja semanal de IGLESIA EN TARAZONA, la pg. WEB diocesana y no decantarnos siempre en la misma dirección. A nivel de Iglesia en España, el canal 13. A nivel diocesano las redes sociales están centradas en Tarazona. Constatan que hay medios de comunicación diocesanos a los que se dirigen que no contestan.

-Jóvenes. Cuatro grupos de jóvenes de nuestra Diócesis han hecho su aportación al Sínodo. Creemos significativa su respuesta.

Interpretan el cartel del Sínodo como un caminar juntos porque la Iglesia es para todos y marchamos unidos para mejorar el mundo.

A la Iglesia del siglo XXI piden:

  • Apoyar a homosexuales y divorciados: Ser comprensivos con LGTB.
  • No mezclarse en política
  • Que ayude a la inclusión de grupos excluidos
  • Mayor transparencia económica
  • Que no sea machista y que las mujeres tengan una mayor participación
  • Que el celibato de los curas no sea obligatorio
  • Condena rotunda de los abusos sexuales. Se pide total claridad.
  • Que se modernice y emplee las nuevas tecnologías
  • Que distribuya las riquezas que tiene
  • Que se acerque a los jóvenes
  • Que no se asocie la Parroquia con los ancianos y el aburrimiento
  • Que se escuche y tenga en cuenta a los jóvenes

Como aportaciones positivas de la Iglesia presentan:

  • La labor de los misioneros
  • La ayuda a personas necesitadas y Cáritas
  • La acogida a todos
  • Valores definitivos anunciados por Jesús: solidaridad, comunidad, familia, acciones sociales
  • Comedores sociales
  • Ayudar a ser mejor y construir la paz
  • Ofrecer compañía a los que viven solos
  • La acogida que encuentran cuando se acercan a la Parroquia

 CONCLUSIONES A NIVEL DE TODOS LOS GRUPOS

  1. Que todas las Parroquias cuenten con un Consejo Parroquial o un grupo de personas que, junto al sacerdote, planifiquen la acción pastoral de la Parroquia.
  2. Que se constituyan de nuevo los equipos arciprestales de Pastoral con representación de todas las Parroquias.
  3. Catequistas: un plan de formación y de renovación de personas que tenga en cuenta la nueva situación que vivimos y que incorpore gente joven.
  4. Grupos de Liturgia que animen las celebraciones.
  5. Preparar personas laicas como Animadores de las Celebraciones en ausencia de sacerdote.
  6. Favorecer y apoyar los Ministerios dentro de la Iglesia.
  7. Ir caminando dentro de la Iglesia en el mundo hacia una participación plena de las mujeres, sin limitaciones, llegando incluso a la ordenación sacerdotal.
  8. La economía de las Parroquias debe ser asumida por los laicos
  9. Fomentar y cuidar los medios de comunicación como vehículo para la Evangelización.
  10. Celibato opcional para los sacerdotes diocesanos.
  11. Ordenación de personas casadas. Acogida a curas casados
  12. Celebraciones oracionales conjuntas con otras confesiones cristianas y de otras religiones.
  13. Acogida incondicional en la Parroquia
  14. Favorecer y apoyar los pequeños grupos en la Parroquia
  15. Recuperar el sentido del sacramento de la Penitencia como encuentro y acogida del Padre.
  16. Conseguir un conocimiento mayor de los tiempos litúrgicos, los símbolos y la música de cara a las celebraciones dominicales.
  17. Grupos de Parroquia que atiendan a personas mayores
  18. Laicos que llevan la comunión a los que no pueden salir de su casa

 Dos recomendaciones finales:

  • La parroquia debe atender a todas las personas que se acercan. Pero en el futuro van a tener un especial protagonismo de cara a la Evangelización los pequeños grupos que se alimentan a diario de la Palabra y que juntos profundizan en su vivencia cristiana. La Parroquia debe favorecer estos pequeños grupos y alimentarlos, ya que constituyen un fermento que hará crecer la semilla de la fe.
  • En general, la experiencia vivida en el grupo de Sínodo se valora como muy positiva. Hay varios grupos que han expresado su deseo de continuar después de finalizar esta etapa diocesana. Es un fruto de la convocatoria del Sínodo. Es señal de que el Sínodo no es un acontecimiento puntual que finaliza, sino que pone en movimiento hacia una vida cristiana dinámica. Se hace invitación a reunión arciprestal sobre la aportación del Sínodo y promover jornadas de formación para laicos.

Equipo Diocesano:

Luis Antón

Ana Solanas

Carmen Plano

Gustavo Villarpando

Francisco Sánchez

 

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