Terminado el tiempo de Pascua, hoy celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad. La Iglesia en España celebra en este domingo la Jornada por la vida contemplativa, conocida como Jornada Pro Orantibus. Este año los obispos españoles proponen como lema «La vida contemplativa, lámparas en el camino sinodal», con este lema se comprende la vida contemplativa como una realidad inserta completamente en la vida de la Iglesia.
Como bien sabemos, hace poco concluía la fase diocesana de preparación al Sínodo sobre la sinodalidad de la Iglesia y los monjes y monjas contemplativas no son ajenas a lo que en cada momento la Iglesia quiere vivir.
La vida de los contemplativos es, además, una vida sinodal, es decir recorren junto a otros un camino de entrega y santidad. Así lo expresamos los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, en la presentación de esta Jornada: “Las personas contemplativas son también profundamente sinodales no por un empeño extraordinario sino por su misma raíz carismática: en la medida en que buscan la luz de Dios y la derraman sobre el rostro de la Iglesia, son portadores de una experiencia sinodal capaz de alentar la sinodalidad en otros”.
Además de su testimonio de una vida recorrida en comunión, toda la Iglesia espera de nuestros hermanos y hermanas contemplativos que sostengan este proceso con lo que es su misión principal, la oración.
Así lo señala en su saludo para este día Mons. Rodríguez Carballo, ofm, Arzobispo Secretario de la Congregación para la Vida religiosa: “En cualquier caso, los contemplativos y las contemplativas nunca podrán olvidar que son «custodios para todos del pulmón de la oración» (Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 262), y por ello, cualquiera que sea la forma concreta de participar en el camino sinodal deberán sentirse «ministros de la oración», que recuerden a todos que sin comunión con Dios no puede haber comunión entre nosotros”.
El lema de este año hace referencia a la luz, comparando la vida contemplativa como lámparas. Lámparas de luz que iluminan a toda la Iglesia, encendida en cada corazón orante. Su testimonio nos ilumina para que todos sepamos buscar lo único importante, lo único que basta en la vida del ser humano y que es Dios.
En verdad, las comunidades de vida contemplativa, esparcidas en los numerosos monasterios y claustros presentes en la geografía española, son «verdaderas escuelas de contemplación y oración» para todos los bautizados.
Agradecemos a Dios el don de la vida contemplativa en nuestra diócesis de Tarazona. Lo hago con las palabras con las que los obispos de Comisión de la vida consagrada lo hacemos este año:
“En esta Jornada Pro Orantibus, miramos con agradecimiento y con esperanza a nuestros hermanos y hermanas contemplativos, pidiendo que el Señor los guarde y los haga brillar entre nosotros. Y acudimos a su sabiduría y su fidelidad para fundar el sueño de una Iglesia cada vez más sinodal sobre bases sólidas y duraderas. Sabemos que ellos, con su testimonio, empujan a toda la Iglesia a ensanchar el espacio de su tienda y a salir en peregrinación”.