En esta tarde, 22 de enero, en el día del Señor de hoy ha entregado su alma al Señor nuestro hermano sacerdote el Monseñor Juan Cruz Martínez Eraso, a la edad de 96 años.
Su funeral será, el lunes 23 de enero a las 16,30 horas en la S.I. Catedral de Tarazona y el velatorio se realizará también mañana lunes de 11,00h. a 13,00h. en la Iglesia de la Residencia sacerdotal de Tarazona.
Mons. D. Juan Cruz nació en Corella el 24 de noviembre de 1926 y fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1949.
Su larga vida sacerdotal, 73 años, la comenzó el 18 de julio de 1949 como regente de la parroquia de Tórtoles, oficio que seguidamente compartió con la Parroquia de San Miguel de Tarazona.
Nada más comenzar su sacerdocio sobresalieron sus dotes docentes, y en el año 1955 comenzó su profesorado impartiendo la asignatura de latín. Fueron muchos los alumnos que lo recuerdan por su carisma para impartir clases en el Seminario, Instituto diocesano de Formación Familiar, Colegio Diocesano de la Sagrada Familia y como Director espiritual del Colegio El Pilar de Tarazona.
Se ocupó de la formación de los seminaristas como administrador, director técnico de BUP y COU del Seminario Menor y acabó el 14 de noviembre de 1986 de Director espiritual del Seminario Mayor.
Colaboró en el acompañamiento espiritual de varios movimientos eclesiales, siendo consiliario diocesano de la JAC, director de la V.O.T. de Ntra. Sra. del Carmen en Tarazona y Capellán Ordinario de la Virgen del Carmen de Tarazona, director diocesano del Apostolado de la Oración y de las Marías y Jueves Eucarísticos, Consiliario diocesano de Hombres y Mujeres de AC y, durante más de veinte años, Consiliario de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús de la Flagelación.
Su relación con la S. I. Catedral Ntra. Sra. de la Huerta de Tarazona comenzó el 27 de septiembre de 1960 al ocupar el oficio de beneficiado de la S.I. Catedral, pasando el 15 de marzo de 1986 a ser Canónigo de la S.I. Catedral y nombrado el 3 de febrero de 1998 canónigo archivero y bibliotecario de la Catedral, hasta su jubilación canónica el 2 de abril de 2003.
Participó como asesor del Sr. Obispo, siendo miembro activo del Consejo de Gobierno, Colegio de Consultores, Consejo Presbiteral, Consejo de economía, Consejo Pastoral Diocesano, Consejo de Patrimonio Cultural y económico.
Uno de los oficios por los que más se le recuerda, por el que más se le conocía y gracias al cual, él conocía cada “rincón” de su querida diócesis de Tarazona, es por los años que sirvió a la Iglesia que peregrina en Tarazona siendo Vicario General, cargo que desempeñó brillantemente desde el 28 de abril de 1986 hasta el año 1997. Del 30 de enero de 1990 hasta el 30 de septiembre de 1990 fue administrador diocesano en sede vacante.
El tener dos hermanas consagradas, Hijas de la Caridad y un hermano sacerdote el Rvdo. D. Miguel, hizo que tuviera un trato exquisito con las religiosas de la diócesis, siendo delegado episcopal durante siete años y confesor ordinario de las Hnas. de Sta. Ana del Colegio de Tarazona de 1998 a 2003.
El 9 de diciembre de 2006 fue nombrado por el Papa Benedicto XVI, Capellán de su Santidad, título honorífico concedido por la Santa Sede, a petición del obispo de aquel entonces, Mons. Demetrio Fernández, por los méritos del presbítero.
En toda su vida ministerial ha transmitido con delicadeza y devoción apasionada su alegría por ser sacerdote y su amor por Jesucristo, madurado en la celebración de la eucaristía y en su oración personal. Ha sido un sacerdote que a través de su carácter jovial y divertido evangelizaba para no perder nunca de vista su entrega ministerial al dueño de la mies.
Muchos turiasonenses lo recuerdan, junto a su hermano, por sus enseñanzas y clases de Latín que no se les olvida, sus chascarillos y manera divertida de enseñar. Sus enseñanzas musicales en el coro de la Merced de Tarazona y su pasión por el arte, también fueron sus distintivos. Y no había turiasonense que le quedase por saludar y él saludara por las calles de Tarazona, caminando feliz como un sacerdote que se hacía querer.
Damos gracias a Dios por su vida sacerdotal, por trasmitir con tanta alegría y pasión el Evangelio. Y por ser un SACERDOTE BUENO Y QUERIDO.
Lo despedimos con las palabras que él mismo dirigió a todos los que le felicitaron en las redes sociales el día de su cumpleaños, nos decía así: “Muchas Gracias por vuestras felicitaciones, al cumplir mis 96 años. Me llenasteis de alegría, prestándome un poco de vuestra juventud. ¡Que en el cielo nos veamos!… cuando sea”.
Que Nuestra Madre la Virgen del Villar, patrona de su querido pueblo de Corella le acoja en su regazo de Madre, y le conceda a su buen hijo descansar junto Aquel al que entregó su vida entera en el servicio a la Iglesia.