En Cartas dominicales

 

Este domingo se celebra el día de Hispanoamérica con un sentido misionero, de apoyar a todos los que han dedicado y dedican su vida a evangelizar en estos países hermanos.

Que buena labor han hecho y siguen haciendo, predican la salvación de Dios, el amor de Cristo redentor para extender el Reino al “hombre total”. Sabemos cómo su tarea comienza por la educación, por las mejoras de sus vidas, de las condiciones sociales, potenciando su cultura y desde ahí predicar el Evangelio, como forma de aunar todas esas tareas desde el mandamiento del amor, la paternidad de Dios y el objetivo de que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad “.

El lema de este año incide en la raíz de la entrega de los misioneros “Hermanos en la fe“.

Podríamos pensar que el mensaje hace solo referencia a los que son creyentes y entre sí forman una familia que se quiere y apoyan. Así es, pero es una familia abierta a cualquier persona, de cualquier religión, condición social… El mismo Jesús ya nos enseñó que había venido a predicar a todos el Reino de los Cielos, que no era sólo para el Pueblo Elegido, o mejor, Cristo nos enseñó que todos son pueblos elegidos, y, por tanto, la salvación, el amor de Dios, los sacramentos, la fraternidad es entre todos y para todos. Por eso terminó su Evangelio con el envío de los apóstoles a todos los pueblos “id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado“

Se nos invita en esta jornada a ser conscientes del bien que supone la evangelización para los pueblos que la han recibido y también, para los pueblos que envían a sus misioneros. Los primeros reciben el anuncio de la Palabra, la esperanza del amor de Dios, sienten la misericordia de su perdón. Para las iglesias que envían a sus misioneros, supone un ampliar la familia creyente, ser conscientes de cómo la fe y la caridad son para darlas, compartirlas, entregarlas desde el ejemplo y la vivencia cercana a los demás. Es hacer, que el tesoro que llevamos dentro, llegue a muchas personas, sin que por ello se haga más pequeño en nosotros, sino más bueno, más rico y profundo.

El presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el Cardenal Ouellet, en su mensaje para esta jornada, manifiesta como la experiencia misionera “tiene muchos elementos y riquezas”, entre las que destacan, “la fraternidad peculiar entre personas, familias y comunidades que nace tras la evangelización del Nuevo Mundo.  La muestra de ello es que con la llegada de los misioneros, si hizo un proceso lento -jamás perfecto- de reconciliación social, comenta el Cardenal en su mensaje.

A esta tarea contribuyó muy especialmente la Virgen de Guadalupe y sus apariciones a Juan Diego. Fue, sin duda, un gran impulso a la evangelización del continente. A María, estrella de la evangelización, seguimos pidiendo fuerza, cercanía y apoyo para todos los misioneros de Hispanoamérica y, muy especialmente para nuestra misión de Cochabamba. Sois un porcentaje muy elevado del clero diocesano, los que habéis dedicado una parte de vuestra vida ministerial como sacerdotes para evangelizar en esta misión boliviana. Seguro que habéis experimentado en vuestras vidas cómo a la vez que evangelizar vais siendo evangelizados vosotros mismos. Muchas gracias por todo ello. Ojalá este espíritu misionero siga alentando siempre en nosotros y se mantenga muy vivo el cariño por esta misión.

Que la Virgen Santa María de Guadalupe, cuide a nuestros misioneros y siga bendiciendo la evangelización de Hispanoamérica.

 

+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona

 

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