En Cartas del Obispo, Cartas dominicales

Sé que empiezo la historia por el final. Esta semana tan importante para los creyentes comienza hoy domingo de Ramos y termina el domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, momento el que comienza el tiempo Pascual. La historia no se puede vivir de otra manera, ni se puede entender si no es sabiendo que la muerte de Cristo no fue el final y por tanto, no se acabó todo como pudiera pensar los que lo vivieron directamente aquel Viernes Santo. La última palabra es de la Vida, la pone el acontecimiento de la resurrección, la muerte está muerta, queda vencida y lo que prevalece es la vida porque JESÚS VIVE.

Esto es así de cierto y de rotundo, y todas las celebraciones de la Semana Santa, toda la preparación de la cuaresma, están orientadas a recibir la gran noticia de la resurrección, a interiorizarla y hacer la vida en nuestra vida. Desde este momento la historia y la vida se escriben de otra manera. Ahora bien, esto no hace que nuestra vida sea un cuento de hadas, porque si el final feliz está garantizado, la realidad de cada día sigue teniendo su propia crudeza, los sufrimientos, las limitaciones, dificultades, la muerte siguen estando a nuestro lado, lo sentimos y nos toca cargar con ellos.

Entonces podemos preguntarnos ¿qué nos aporta saber el final feliz al que todo vamos a llegar?, pues algo muy importante: fortaleza y esperanza para el día día. Motivación y fuerzas para afrontar la vida y para acompañar a los que se sienten más débiles o con más dificultades. Para todo esto nos tiene que servir la Semana Santa. Es tanto lo que tenemos que afrontar en nuestro, que necesitamos estar muy llenos de Dios, de la vida que nos regala con su resurrección y, para esto nos sirve recorrer con nuestras celebraciones, procesiones, oraciones, los últimos días de la vida de Cristo hasta su resurrección.

La tarea para estos días es hacer crecer nuestra fe, acompañando a Jesús en los últimos momentos de su vida por medio de las celebraciones. Ojalá podamos reproducir en nosotros los sentimientos de Cristo: ese amor total al Padre, el amor pleno a los hombres, la entrega  a la muerte para que tengamos vida, asumir los dolores de la pasión como identificación plena con el hombre, estar clavado en la cruz como consecuencia del pecado y de su humanidad.

Todo esto permitirá que nuestra fe salga fortalecida y rejuvenecida. Nuestra piedad y devoción sean más profundas y auténticas. Que abunde la paz en nuestro corazón y la podamos transmitir a los demás.

Para conseguirlo el Domingo de Ramos vamos a contemplar al Señor que entra en Jerusalén aclamado como el salvador esperado, nadie de los que le contemplan puede dejar de aclamarlo, el gozo y la esperanza que experimenta aquella población de Jerusalén es inmenso.                       El Jueves Santo seremos testigos de la institución de la eucaristía como sacramento de redención, como anticipo de la muerte y resurrección de Cristo. Por ello, es el Día del Amor Fraterno y Caritas nos invita a que nos acordemos de los que menos tienen. Celebramos que el Señor instituyó el sacerdocio, oremos por nuestros sacerdotes.

El Viernes Santo celebraremos la pasión y muerte de Jesús, dedicaremos un tiempo amplio para proclamar la pasión, para adorar la cruz, como el árbol que nos trajo la salvación, porque ahí murió Cristo, rezaremos por las necesidades del mundo y de la iglesia y, Jesús quedará depositado en el sepulcro. Comienza el tiempo de la espera y el silencio.

El Sábado Santo es el día vacío, para esperar, de vivir en silencio y meditación, para descubrir en nuestra vida qué realidades queremos que queden sepultadas en el sepulcro y qué nueva vida vamos a llevar después de la resurrección. Por fin, esa misma noche llega el triunfo de la vida, contemplamos a Jesús resucitado y a la humanidad redimida. Comienza la nueva vida en cada uno de nosotros. Ojalá se nos note.

Gracias a todos los que estos días, en especial a las Cofradias y Hermandades que nos vais ayudar a vivir con intensidad esta semana santa.

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.

+D. Vicente Rebollo.
Obispo de Tarazona

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