El 15 de mayo se celebra la fiesta de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores. EL Papa S. Juan XXIII le nombró patrono de los agricultores españoles por haber dedicado gran parte de su vida al trabajo del campo como jornalero, donde según la tradición, mientras rezaba, un ángel realizaba el trabajo, recordándonos el salmo 126 “si el Señor no construye la casa en vano, se cansan los albañiles…” como expresión de la confianza en la providencia de Dios y de cómo todo procede de Dios y a Dios vuelve.
En el momento de la creación, el señor mandó a la tierra “que brote hierba verde, que engendre, semillas y árboles frutales” (Gn 1,11) esto se sigue realizando en el trabajo agrícola, con lo que se ve de forma clara la colaboración del hombre con Dios en la creación continuada hasta nuestros días y así continuará mientras exista el ser humano en la tierra.
En el evangelio, Jesús usa con frecuencia el ejemplo del sembrador, del viñador, para acercarnos el mensaje de la salvación y, nos habla del grano de trigo que cae en tierra, muere y produce fruto (Jn 12, 24-26) como forma de encontrar sentido a la muerte y entender la resurrección. La máxima expresión es el pan y el vino de la Eucaristía hechos de muchos granos de trigo y muchas uvas, que se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. Todo ello hace que el trabajo agrícola sea muy importante, muy digno y quien se dedica a ello puede estar orgulloso.
El contacto continuo con la naturaleza debe ser para vosotros ocasión de sentiros cerca de la mano de Dios en vuestras vidas y enseñarlo así a las demás personas. La oración y la acción de gracias son una constante en los agricultores.
Soy los guardianes y cuidadores de la naturaleza, “casa común” como le gusta llamar al papa Francisco, seguid haciéndolo, evitando caer la tentación de la superproducción y de los beneficios que no respetan la naturaleza.
Aun contando con los avances tecnológicos, estáis también expuestos a las limitaciones y deficiencias de la propia naturaleza, prueba de ello es la sequía que sufrimos este año que va a resentir, incluso en algunos casos, impedir recoger la cosecha. Esto también es fuente de espiritualidad, que afiance la confianza en Dios, a la vez que se requiere la ayuda de las autoridades para que podáis llevar una vida digna.
Cumplís también con otra tarea, sois los que guardáis y cuidadores de nuestros pueblos, en especial de los pequeños, en los que la agricultura es el único medio de vida junto con la ganadería. Es motivo de agradecimiento y esto debería aumentar vuestro reconocimiento por parte de todos, sobre todo, ahora que se quiere valorar lo rural y la España humilde. Me gustaría por ello, reivindicar para todos vosotros mayores protecciones, tanto para el entorno en el que vivís como para vuestras vidas, tiene que ser de igual calidad que las de otros trabajadores.
Que San Isidro os bendiga y os acompañe, que estéis orgullosos de vuestro trabajo, que os lleve siempre a Dios y que vuestra dignidad se vea reconocida y protegida.
+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona.