Este domingo fiesta de la Ascensión del señor, escucharemos en el Evangelio el mandato de Jesús a los Apóstoles “id y enseñar todo lo que os he mandado” asumiendo la responsabilidad de transmitir a todos los hombres, la Buena Noticia del Evangelio y también todos nosotros, como una necesidad esencial a nuestra condición de bautizados. Decía Santo Tomás que el bien es difusivo, se expande más allá de nuestras capacidades y limitaciones. El mayor bien es la salvación del hombre conseguida por la muerte y resurrección de Cristo. Esta buena noticia, esta verdad, los cristianos estamos llamados a transmitirla a todos con respeto y amor.
Como dice el papa Francisco no tengamos miedo a comunicar la verdad tengamos miedo a comunicarla sin amor; hablar con el corazón es el principio para el diálogo y la comunicación.
Hoy la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, subrayando el servicio que hacen a la sociedad los medios de comunicación. El Concilio Vaticano II en el decreto sobre los medios de comunicación social reconocía su tarea, que va más allá de informar, por lo que deben “promover los bienes de la inteligencia, de la cultura y de la convivencia, esforzándose por formar y extender una recta opinión pública” (Inter Mirifica, 8). Gran tarea e importante labor la que tienen los medios, las redes sociales y demás herramientas de comunicación, hacer que la información llegue prácticamente en tiempo real a todas las personas y en cualquier lugar del mundo; es verdad que esta agilidad y prontitud hace que tengamos exceso de información, que las noticias queden anticuadas y superadas por otras en muy poco espacio de tiempo. También estas nuevas técnicas permiten que circulen sin ningún pudor manipuladas y falsas noticias, sembrando la desconfianza ante lo que recibimos, desvirtuando la verdad, sembrando relativismo. Por eso hay quien afirma que estamos en la época de la desinformación más que en la de la información, este hecho hace que la verdad sea difícil de discernir y que a los medios de comunicación social se les considere el cuarto poder, ya que mueven voluntades, llevan a tomar decisiones de forma rápida, independientemente de la verdad.
Estamos ya en medio de una campaña electoral, los mensajes que recibimos son casi infinitos. La pena es que, con mucho fundamento, tenemos derecho a pensar que una gran parte de ellos no se corresponde, ni se corresponderán con la verdad. En nuestros manos está ser exigentes en la información y en comprometernos por la verdad. La verdad nunca puede ser interesada, pedir objetividad y transparencia, es la principal exigencia que hacemos a los medios de comunicación social.
Quiero también manifestar mi respeto por los profesionales de la información y por la gran tarea que realizan, les felicito en este día; invito a que todos lo hagamos, que recemos para que Dios les guíe en su trabajo para que lo puedan desempeñar con total libertad y servicio a la verdad. Hablar con el corazón en la verdad y en el amor es la tarea apasionante que debéis desarrollar.
Rezamos para que así sea.
+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona.