Jesus el Hijo de Dios se despojó de su condición divina para hacerse uno de nosotros, y así, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre para salvarnos a través de su muerte y resurrección.
Jesús se empequeñece por los hombres, fue capaz de salvar la distancia infinita que existe entre la naturaleza divina y la humana para unirlas en la persona de Jesús de Nazaret y así, haciéndose uno de nosotros, nos redimió. Pero esa no es la única barrera que Jesús ha superado, yendo más allá de las leyes físicas naturales, antes de dejar este mundo, y en previsión de su ausencia, quiso quedarse de forma real en la Eucaristía.
Así, en el pan y en el vino consagrados en el sacramento de la Eucaristía, está el Dios que se hizo hombre, aún se empequeñece un poco más para que le recibamos muy dentro de nosotros, se ha hecho alimento, presencia de su cuerpo en el pan y en el vino para que nos alimentemos de él y así caminemos hasta el Cielo con este alimento que es Jesús mismo.
Hoy día del Corpus Christi adoramos, celebramos la presencia real de Jesús en el pan y en el vino, dedicamos este día a la adoración, alabanza, para ser bendecidos por Jesús Eucaristía. Los niños de Primera Comunión que, en este día participarán en la procesión, nos van a mostrar cómo Dios se revela a los sencillos y humildes. Sólo con un corazón manso y humilde, podemos reconocer y adorar a Jesús en el ministerio del pan y el vino.
En esta fiesta la Iglesia celebra el Día de Caridad, Dios que es amor, nos llama a descubrirle presente en los necesitados, no para suscitar la compasión, sino como forma de llegar a él. El que ama al prójimo es el que ama a Dios, el amor al pobre es el camino para encontrarnos con Dios.
La Eucaristía es el alimento para nuestra vida espiritual, y así alimentados, podemos sembrar la caridad y vivir desde la caridad; de tal manera que podemos decir que en la Eucaristía está Jesús de forma real, y en los pobres está de forma existencial (Documento de la Conferencia Episcopal Española “la iglesia y los pobres”, 22).
En este día, miramos con especial cariño y atención a Cáritas Diocesana. Es su fiesta, su día por excelencia. Cuánto tenemos que agradecer a Caritas por el servicio que hace en nombre de la comunidad cristiana, por estar al lado de los necesitados, por sensibilizarnos y enseñarnos a amar a los pobres. Le Iglesia mira a Cáritas, la sociedad mira a Cáritas, porque allí tienen su hogar los necesitados, los menesterosos; donde la sociedad no llega o no sabe cómo cuidar a los débiles ahí, está la Iglesia acogiendo y atendiéndoles.
Hoy oramos de forma especial por vosotros la familia de Cáritas, para que nunca os falte nuestro amor y apoyo, para que se siga valorando y respetando vuestro trabajo, para que no os faltan recursos humanos y económicos para realizar esta tarea tan necesaria la iglesia. Hoy la colecta de nuestras Eucaristías es para las necesidades de Cáritas. También os invito a que podáis tener una participación más comprometida a través de la domiciliación de una cuota en favor de Cáritas Diocesana.
Día del Corpus, Día de Caridad, que la Eucaristía nos lleve siempre a los pobres.
+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona