Con esta frase tomada del libro de Tobias, nos llama al papa Francisco a celebrar la séptima Jornada Mundial de los Pobres. El mismo Papa nos dice, cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del señor Jesús.
Esta jornada quiere ser una llamada a nuestra conciencia para que los pobres, lejos de pasar desapercibidos en nuestras vidas, nos interpelen sobre cómo es nuestro estilo de vida y como es nuestra atención hacia ellos.
Quiere ser también una llamada para que nuestra diócesis, nuestras parroquias estén atentas a las personas que tienen más necesidades y sepamos a cogerlos.
El tema de este año estás cogido del libro de Tobías. Es la frase que dice Tobit a su hijo cuando, antes de morir, le dejó sus últimas recomendaciones, dar limosna, no volver la cara ante la presencia del pobre; hacerlo es una obligación del creyente y garantía de que Dios también se preocupa de él. Jesús en el evangelio, así nos lo dice, seréis benditos si ejercéis la caridad con los necesitados y no recibiréis la aprobación de Dios, cuando ni siquiera os dais cuenta de que, a vuestro lado, está un pobre que es presencia misma de Jesús.
Nos recuerda el Papa en su mensaje que la vocación de todo cristiano es implicarse personalmente, que no nos pase como nos cuenta Jesús en la parábola del buen samaritano, que demos un rodeo y pasemos de largo ante el caído que encontramos en nuestro camino (Lc 10, 25-37). Se trata de un relato de plena actualidad, subraya Francisco. No podemos quedarnos cruzados de brazos ni tampoco que seamos héroes, hay gestos sencillos que están en nuestras manos como “escuchar, dialogar, intentar comprender la situación del pobre y sus causas, estar atento a sus necesidades materiales, las espirituales y hacernos pobres con los pobres” (5). Es verdad que los que más tienen que implicarse serían las instituciones, los políticos; pero, no debemos ocultarnos detrás de ellos, no podemos eludir nuestra responsabilidad. Tenemos que huir de la pasividad o de la disculpa fácil, también de la superficialidad y falta de respeto que puede significar dar lo que nos sobra o lo que no nos sirve; si los sentimos como nuestros hermanos, si en los pobres, vemos el rostro de Cristo, nuestra caridad debe ir al centro de sus necesidades y carencias, no a lo que nosotros nos parece.
También nos exhorta el papa para que pensemos en las nuevas pobrezas, como son las que se producen en las zonas de guerra, en concreto, “los niños que no tienen ni un presente sereno, ni un futuro digno” (7).
Podemos resumir lo que nos pide esta jornada con una frase que tomada de Evangelii Gaudium 198, “estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, yo también a sus amigos, escucharlos, a interpretarles y a recoger la Misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.
Ojalá que la celebración de este día afiance nuestro compromiso con los pobres.
+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona.