Desde que estoy entre vosotros siempre me habéis hablado de nuestra misión en Cochabamba (Bolivia). Lo hacéis con orgullo, como una de las obras pastorales más importantes de la diócesis; lugar por el que han pasado varios sacerdotes, también laicos. Una obra en cuyo sostenimiento está implicada la diócesis, con la presencia de dos sacerdotes, y apoyando económicamente sus actividades pastorales y sociales, a través de la Fundación Tarazona Misionera, que sirve para canalizar las colaboraciones económicas.
Este mes de noviembre, por fin, he podido conocer nuestra misión, la parroquia de Santa Mónica, con toda su labor pastoral, social y asistencial. Confieso que tenía muchas ganas, mucha ilusión por conocer aquello de lo que tan bien me estabais hablando. He comprobado que es verdad todo lo que decíais, que es un lugar que engancha, que quieres con solo conocerlo y que te cautiva, aunque solo vivas unos días allí.
He vivido unos momentos muy felices visitando las guarderías donde se acoge a los niños hasta los cuatro años, gente sencilla, humilde, muy alegre. Nos enseñaron los trabajos del curso cantaron canciones, nos obsequiaron con alguna de las manualidades hechas por ellos. Transmiten mucho cariño y agradecimiento. Nos decían que gracias a nuestra ayuda podían los más pequeños acudir a la escuela. Junto a estas guarderías hay un comedor que lleva el nombre de la fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Madre Rafols, que tanta buena labor hacen en la misión; allí y en las guarderías comen los que no pueden hacerlo en sus casas y se les ofrece apoyo escolar hasta que por las tardes vuelven con su familia.
Conocí la obra de otra comunidad de Religiosas, las Hermanas del Amor de Dios, que tienen un centro de acogida a los niños de la calle o que se quedan solos en sus casas, comen hacen tareas y, antes de retornar a casa, meriendan.
Más dura fue la visita a dos casas en la que vivían unas niñas, que acuden a los centros escolares, apenas tenían dos camas, unos armarios para guardar la ropa, una cocina y un baño compartido, por eso lo llaman “cuartito”, no vivienda, porque no llega serlo.
La institución Cristo Vive, atiende un centro de acogida y un centro de día, construidos por la parroquia y, los Hermanos Maristas dos colegios y un Instituto Tecnológico también creados por la parroquia. Allí se forman los jóvenes hasta que van a la universidad o reciben una capacitación laboral como electricistas, mecánicos o economistas. La Fundación Lavilla Montón nos ayuda económicamente en el mantenimiento de todas estas actividades.
Muy enriquecedora fue la reunión con el Consejo Pastoral de Santa Mónica con todas las personas que trabajan activamente en las cuatro capillas al frente de las cuales se encuentran los dos sacerdotes, D. Florián y D. Vicente, que están ahora en la misión.
El colofón de esta visita fue la Eucaristía del domingo, en la que participaron todas las capillas, así como el festival posterior en el que 18 grupos mostraron, como agradecimiento por toda la tarea de nuestra diócesis, sus cantos y sus bailes. Me encargaron personalmente que trajera el agradecimiento a nuestra diócesis de Tarazona y así lo hago con estas palabras.
+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona.