Ha estado acompañado por sus primos, Julia, Rosa y Ernesto, hermanas religiosas de Marta y María, sus cuidadores Ivan, Marta y Erik y compañeros sacerdotes. Ha demostrado en todo momento un ferviente testimonio sacerdotal de entrega y sacrificio.
D. José estuvo acompañando como paje a Mons. Manuel Hurtado hasta el día 12 de enero de 1966, fecha en la que D. Manuel falleció.
La vida sacerdotal de D. José estuvo marcada por su pertenencia al Cabildo de la S.I Catedral de Tarazona. El 9 de octubre de 1965 fue nombrado beneficiario tenor agudo de la Catedral, pasando el 8 de octubre de 1986 a ser Canónigo tenor agudo hasta el 11 de abril de 2003, fecha en la que pasó a encargarse del oficio de Canónigo penitenciario. Sirvió también en la Catedral como secretario del Cabildo. El 29 de mayo de 2012 pasó a ser Canónigo emérito de la S.I. Catedral.
En la ciudad de Tarazona a D. José se le recuerda, se le quiere y se le agradece su vida ministerial por los 51 años en los que, como Capellán de Ntra. Sra. De la Virgen del Río, acompañó espiritualmente a tantos hijos que, turiasonenses como él, querían encontrarse con el Señor en la celebración de la eucaristía. Promovió la devoción a la patrona de Tarazona, Ntra. Madre la Virgen del Río, extendiendo la oración del Santo Rosario y el fervor hacia la imagen maternal de la Virgen, que con amor vela y cuida a cada uno de sus hijos.
Como Capellán de Ntra. Sra. de la Virgen del Río, fue nombrado Consiliario de la Cofradía de la Oración de Jesús en el Huerto, teniendo allí su sede canónica. A los cofrades los atendió siempre con un discreto y respetuoso cuidado espiritual.
Realizó en la ciudad de Tarazona diferentes oficios. Fue confesor ordinario del Colegio Ntra. Sra. del Pilar de Santa Ana, capellán y confesor de las MM. Concepcionistas y Director Espiritual del Consejo Diocesano de Adoración Nocturna, ya que profesaba profunda devoción a Jesucristo, presente verdadera y realmente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Los sacerdotes en nuestra vida sacerdotal, lo recordamos también por su tarea encomiable como Notario de la Curia diocesana. Oficio que ejerció brillantemente y con un cuidado y esmero profesional ejemplar. Es recordado en su ministerio sacerdotal por una excelente vida espiritual y magnífica elocuencia en sus homilías y meditaciones.