Una de las dificultades que tiene la vivencia de nuestra fe es saber transmitir el mensaje de Cristo al hombre de nuestro mundo. Mostrar quién es Jesús al hombre de hoy, con el lenguaje de hoy, es una tarea muy ardua.
Con dolor vemos cómo nuestras iglesias se van vaciando, se va reduciendo el número de los que solicitan los sacramentos, bautismo y matrimonio en especial. La cultura religiosa ha disminuido, es difícil que los jóvenes de hoy sepan sobre religión más allá de lo que son las fiestas populares de donde viven o de la cofradía a la que pertenecen; por eso son incapaces de entender el mensaje cristiano en su plenitud. Falta mucho conocimiento y, por supuesto, mucha vivencia.
La Iglesia entiende que esta tarea evangelizadora, de anunciar el mensaje cristiano, no es responsabilidad única de obispo, de los sacerdotes o religiosos. Es de todos, también de los laicos. Por esta razón en febrero del año 2020 se celebró en la Iglesia de España un Congreso de Laicos con el lema Pueblo de Dios en salida. Allí se propusieron cuatro líneas de acción: Primer Anuncio, acompañamiento, formación y presencia en la vida pública. A cada acción se le dedicarán dos años de trabajo en las diócesis. Que, a su vez, concluirán con un encuentro nacional sobre el tema. Pues bien, ya se han concluido los años dedicados a la primera acción, el Primer Anuncio. Y el fin de semana pasado se ha realizado ese encuentro nacional en Madrid, de ahí el título de esta carta. El lema ha sido Pueblo de Dios en la misión siguiendo la invitación que hace el Papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium. En el número 20, nos dice: “la nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados”, que supone una concreción del mandato misionero de Jesús antes de la ascensión al cielo, “id por todo El Mundo y predicad el Evangelio” (Mc 16, 15).
Los objetivos propuestos para este encuentro han sido incidir en la vocación bautismal, que es la que nos hace evangelizadores; sin esta vocación no habría Primer Anuncio. En segundo lugar, subrayar la comunión de las distintas vocaciones del pueblo de Dios, la evangelización es de todos y en unidad de todos. Como tercer objetivo, se trata de tomar conciencia de que todos los ámbitos sociales son espacios privilegiados para el anuncio del Evangelio, ya que es muy importante como Iglesia tener presencia en todos los ambientes. Donde hay personas, donde hay relaciones humanas, tiene que sembrarse el Evangelio. Y como cuarto objetivo, se ha propuesto concretar e impulsar proyectos que ayuden en esta tarea de Primer Anuncio, crear espacios de acogida, escucha, diálogo y acompañamiento y, construir estructuras que favorezcan la evangelización.
Un proyecto ambicioso que no termina con el encuentro, sino que comienza a caminar. Oremos para que no se pare lo comenzado, para que todos nos sintamos protagonistas, laicos, vida consagrada y clero. Que como nos muestra el logo de este encuentro, lo hagamos con un gran corazón, siento dóciles al Espíritu Santo y con el compromiso final de servir a todos.
+Vicente Rebollo Mozos.
Obispo de Tarazona