En Cartas del Obispo, Cartas dominicales

Este domingo celebramos la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del universo, con la que terminamos el año litúrgico, por tanto, el próximo domingo comienza el tiempo de Adviento. Fue el Papa Pío XI quien instituyó esta celebración Su reino no es de este mundo, pero está en este mundo al servicio de todos. Su trono es la Cruz y su principal ley es el amor, a Dios y al prójimo. Es una celebración de esperanza porque nos indica que todo camina hacia Cristo y que alcanzará su pleno sentido cuando al final de los tiempos, venga en su gloria para reinar definitivamente sobre todo lo creado.

Al contemplar aún con plena viveza los desastres de la devastadora Dana, nos surgen grandes cuestiones sobre el dolor, la muerte, la desgracia humana. ¿Por qué? ¿Cómo consolar a todos los que han sufrido esta desgracia? Para un creyente, más que apartarnos de Dios o poner en cuestión su cuidado y providencia, nos debe suscitar apoyo, esfuerzo, cariño con las víctimas; nos hace clamar con más fuerza “venga tu Reino Señor”, el mundo necesita de tu redención y no solo el corazón de las personas, sino toda la creación.

Sabemos que el mal no tendrá la última palabra y que ningún dolor, ninguna pena son inútiles para los que creemos en el amor misericordioso de Dios, pero aun así el sufrimiento está siendo tan grande que solo la fuerza del amor puede suavizarlo. Nuestra oración debe ser perseverante y nuestra caridad intensa para que la llama de la esperanza alumbre la vida de todos los afectados. Nuestra Diócesis, desde el primer momento, a través de Cáritas Diocesana, hemos recogido y enviado nuestro donativo. Este domingo las parroquias que aún no hayan podido recoger esta ayuda, lo podéis hacer a través de la colecta como nos sugiere la Conferencia Episcopal. Gracias de todo corazón por la colaboración generosa que estamos prestando a las víctimas.

También quería tener presente este domingo el Sínodo Universal que se clausuró el pasado 27 de octubre, el título de este mensaje corresponde a una de las frases pronunciadas por el Papa Francisco en su clausura. No disponemos del texto oficial en nuestro idioma, pero permitidme que al menos anuncie las cinco partes en las que está dividido el informe final. Todas giran en torno a la conversión como palabras transversal y petición del Espíritu a cada uno de los que formamos la Iglesia.

Primera nos dice que estamos llamados por el Espíritu Santo a la conversión. Habla sobre el corazón de la sinodalidad.

Segunda nos pide la conversión de las relaciones. Vamos en la barca juntos, habla de nuevas relaciones en la iglesia.

Tercera nos invita a la conversión en los procesos, echar las redes. Trata sobre articulación de los procesos en la toma de decisiones.

Cuarta, habla sobre la conversión de los vínculos, “una pesca abundante”; estamos arraigados y relacionados.

Quinta, es una exhortación a “formar un pueblo de discípulos misioneros. Yo también os envío”. Está centrada en la formación.

Ahora queda el camino largo de llevar a la práctica todo lo reflexionado; con la fuerza del espíritu lo iremos haciendo.

+Mons. Vicente Rebollo.
Obispo de Tarazona

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